Los Masis, 50 años de legado invaluable

Conocí a Roberto Sahonero y el trabajo musical de Los Masis, en 1983, cuando asumí la organización del I Festival Internacional del Solsticio de Invierno en Oruro. Quedé impresionado por la calidad del espectáculo que brindaron y, más allá de ello, por el gran trabajo de rescate e investigación etno

Los Masis, 50 años de legado invaluable Los Masis, 50 años de legado invaluable

René Antezana
Puño y Letra / 13/05/2019 02:15

Conocí a Roberto Sahonero y el trabajo musical de Los Masis, en 1983, cuando asumí la organización del I Festival Internacional del Solsticio de Invierno en Oruro. Quedé impresionado por la calidad del espectáculo que brindaron y, más allá de ello, por el gran trabajo de rescate e investigación etnomusicológica que había detrás —de varias regiones de Bolivia— pero en especial de la cultura yampara de Tarabuco en Chuquisaca. Para entonces existían varios grupos folclóricos que ya habían cobrado notoriedad en el país, pero pocos tenían un trabajo de campo estrechamente ligado a comunidades como Los Masis que fueron documentando la memoria musical y cultural de aquellas comunidades, previendo que estaban en riesgo de desaparecer. 

Paralelamente, crearon una escuela en Sucre, en la que se enseñaría el manejo de instrumentos nativos y criollos bajo un método inventado por el mismo Sahonero. En realidad ningún grupo —que yo sepa— se había propuesto tal desafío cuando parte de la población de Sucre veía con cierto rechazo tal iniciativa. Pero Los Masis continuaron y se lanzaron en otra iniciativa: crear una fraternidad con la danza de la diablada para participar de los actos de devoción dedicados a la Virgen de Guadalupe, patrona de Sucre. Iniciativa que prendió rápidamente y dio origen a la entrada de la Fiesta de la Virgen de Guadalupe, al estilo del Carnaval de Oruro. 

Investigación, comunicación y educación artística musical, manifestaciones culturales populares durante décadas han cambiado para siempre el rostro cultural de Sucre. No se ha valorado en su real dimensión tal legado que coloca a Los Masis —hoy fundación— por encima de muchos artistas, gestores e instituciones que lo intentaron. La figura central de este enorme aporte a la memoria y cultura del país es, sin duda alguna, el “Tata” Sahonero. Y ahora cumplen 50 años que merece un reconocimiento que se haga efectivo no solo en diplomas, medallas y felicitaciones, sino en un apoyo efectivo con recursos del Estado Plurinacional para que este legado viva para siempre; en un momento que pareciera que la sociedad de consumo se está devorando nuestra identidad y nuestra memoria. 

La Fundación Masis requiere un edificio propio, recursos económicos y humanos para dar continuidad a su trabajo de investigación y comunicación, así como para mantener viva su escuela. Celebramos sus 50 años, pero lo que se necesita es que los decisores políticos aprueben un programa de apoyo y salvaguarda para este patrimonio que es de todos los bolivianos.

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