Las zonas, sus límites y diferencias

Daniel Averanga continúa con su exploración urbana de una de las ciudades más caóticas y misteriosas de Bolivia, El Alto. En Puño y Letra publicamos otra de sus crónicas para disfrutar y aprender.

Las zonas, sus límites y diferencias Las zonas, sus límites y diferencias

DANIEL AVERANGA MONTIEL
Puño y Letra / 22/07/2019 05:02

UNO: PREJUICIOS

Entre Ciudad Satélite y Villa Exaltación existe un complejo deportivo; a principios de siglo (2000 a 2001) este lugar era considerado peligroso por la rivalidad de las pandillas que hay en ambas zonas porque medían fuerzas, casi siempre durante las noches de fin de semana. La renovación de este complejo deportivo con la adición de césped sintético (2013 a 2014), no ha cambiado en nada esta situación, y sin embargo muchos de los vecinos de ambas zonas mantienen su punto de vista sobre que el problema no viene de ellos.

Magda H., vecina de la Avenida La Paz, que separa también Ciudad Satélite de Villa Exaltación, afirma que estas pandillas son de otras zonas, como Santa Rosa y Rosas Pampa.

La rivalidad no solo se presenta en pandillas, sino en los conceptos de los vecinos que tienen de sus semejantes. Mitos. Rumores. Paradigmas.

Algunos estudiantes de colegios de Villa Adela creen que los de Ciudad Satélite son “jailones”, en tanto que los vecinos de Villa Ingenio se enorgullecen por tener un estadio profesional, al extremo de afirmar que el club Always Ready logró naturalizarse alteño por la aparición de este complejo deportivo, muy a pesar de que antes fuera un equipo de la hoyada.

La concepción de sentidos depende de los hemisferios que separan a El Alto: los del norte, no tan beneficiados con obras durante las gestiones de Paredes o de Patana la anterior década, reniegan contra los del sur porque tienen muchos parques y plazas, “mimos de los políticos”, y los del sur, en su mayoría, se quejan de haber sido abandonados, al extremo de mostrar sus monumentos resquebrajándose por falta de conservación. 

La diferencia de género también marca prejuicios. Se piensa que las mujeres de la zona 12 de Octubre son “de cierta reputación”, esto desde los juicios de algunos de los vecinos de Villa Dolores. “12 de Octubre” como frase se ha convertido en peyorativa, porque se la relaciona a los prostíbulos que hay en sus calles paralelas a la Avenida 6 de Marzo.

 

 

DOS: CONFLICTOS

La semana del 13 al 17 de octubre de 2003 fue terrible para los vecinos de Ciudad Satélite que vivían en su límite oeste, es decir, los que tenían sus viviendas en la Avenida Cívica.

Luis U., vecino de las llamadas viviendas mineras colindantes con el Hospital Boliviano Holandés, cuenta lo siguiente:

“El domingo 12 de octubre en la noche comenzó el problema; muchos estaban espantados porque se escucharon petardos a lo largo de la Avenida Cívica, dijeron que eran los movimientos sociales, aliados con los que vivían en Tejada Triangular; dijeron que querían entrar a saquear las viviendas de Ciudad Satélite, porque nosotros no habíamos apoyado sus movilizaciones”.

“¿Me está diciendo que sucedió en este límite de zonas, como pasó en la zona Sur?”.

“Más o menos. La cosa es que la policía no estaba ahí y estábamos expuestos. Los vecinos apagaron hasta las luces de sus casas y las juntas vecinales se armaron con palos y se pusieron en las entradas de Ciudad Satélite, las Avenidas Bolivia y del Policía. Estábamos listo para defender nuestros hogares”.

“¿Y sufrieron ataques esa noche?”.

“No, esperamos casi hasta las tres de la mañana, y nos organizamos con vigías, por turnos, con celulares listos para anunciar una posible invasión”.

No sucedió tal escarmiento ni el lunes 13, mientras en la hoyada y en Río Seco morían protestantes, ni días después.

El viernes 17 de octubre de 2003 el presidente de entonces, Gonzalo Sánchez de Losada, huía con su equipo de trabajo, y los dirigentes de Ciudad Satélite y Tejada Triangular, separados por la Avenida Cívica, se juntaron para celebrar el fin de aquellos conflictos.

“Al final todos estábamos esperando que esos días acabaran, y el viernes en la noche muchos de nosotros fuimos a ver a los movimientos sociales festejar y bajar por la Carretera vieja y por la Autopista, hasta el centro”.

“¿Tuvieron nuevos altercados con otras zonas después de 2003?”.

“No graves. La mayoría de las veces son cosas nomás de organización, pero lo importante es que nuestra gente participa en campeonatos de Tejada Triangular, y ellos en nuestros campeonatos. También estamos cooperándonos con Villa Exaltación y Alpacoma, para hacer nuevos proyectos”.

 

TRES: PROYECCIONES 

E INTROSPECCIONES

Una de las cosas que fascinan en El Alto es su diversidad de temas a explotar y aprovechar. Imagino a Giovanni Guareschi fascinado, como estuvo en su tiempo Romain Gary al cruzar los límites entre el aeropuerto alteño para ir a la hoyada, por estas tierras. Creo que si Fellini o Tornatore hubieran visto los múltiples universos presentes y combinados a las siete y media de la noche por La Ceja o por la Avenida Tiahuanaco, con su feria vespertina y permanente, habrían creado joyas más complejas o completas que “Amarcord” o “Cinema Paradiso”; el desaparecido cine Pacajes, entre las calles 3 y 4, en plena Avenida Antofagasta, hubiera sido el mejor Cine Paraíso, siendo solo igualado por el Cine Fanola, de Ciudad Satélite, que daba películas eróticas hasta que se convirtió en un centro cristiano de prédica y, hoy, casi ni da muestras de su pasado picaresco, al igual que, estoy seguro, las carpas cristianas de la avenida Panorámica, entre la Plaza del Obelisco y el Faro Murillo, hubieran sido escenarios más que perfectos para la filmación de las escenas más dramáticas del director de “La strada”. 

Imagino a Giuletta Massina esperando con la expresión de tristeza congelada en el terreno baldío que ahora es la Piscina Municipal, al lado del Mercado Campesino, a un Anthony Quinn, ebrio por festejar el aniversario de Santiago II o de Nuevos Horizontes, y me viene el entusiasmo. 

Parece que veo a las desaparecidas estaciones de radio “Chuquisaca” e “Integración”, ambas ubicadas en la Avenida Jorge Carrasco y separadas por casi dos cuadras, recibiendo a filas interminables de adolescentes cada mañana, los cuales dejaban en papelitos sus pedidos musicales y sus respectivas dedicatorias románticas, y me pongo a pensar en cuántos de los que ahora son adultos, fueron producto de esas dedicatorias, así como “El día que murió el silencio” pero en un territorio que era el límite de la ciudad pero que ahora es más grande que aquella. 

¿Por qué tendrán tanto miedo los cineastas de filmar en El Alto? ¿Acaso los mejores escenarios no son los nuevos, los que poseen la autenticidad que oscila entre lo urbano y lo rural?

Pienso en “Magic”, una de las primeras discotecas de la ciudad de El Alto, y lugar preferido para criticar, por señoras de la época. De hecho, muchos afirman que el término “Ch’ojcho” salió de esta discoteca, entre 1986 y 1987, cuando el país estaba recién levantándose de la sacada de mugre que significó la hiperinflación. Hubo otros lugares de diversión antes que el “Magic”, claro que los hubo, como “El Melgarejo” o “El Amarillo”, antros por demás de dudosa reputación, que fueron acentuando su peligrosidad hasta mediados de los noventa, hasta que se cerraron casi al finalizar el siglo, y también mi mente me retrotrae a los locales y pistas de baile de la Zona 16 de Julio y parte de Alto Lima, donde algunas sorpresas han estado presentes los últimos años; y no me refiero a los Electroprestes, que son mutaciones culturales que se crean como un atractivo etnográfico a medias, ni la aparición de los Cholets, una arquitectura distinta y ajena a las pretensiones de los vecinos que huyeron del fantasma de la crisis para fundar en sus terrenos una ilusión única, por no decir distinta a como lo pensaron otras gentes en otras partes. 

Me pongo a pensar en las zonas, las villas, los parques y los lugares que constituyen a El Alto y creo, alejándome de la objetividad del diseño de una crónica (hace rato que esta sección dejó de ser objetiva), que los escritores, los directores de cine, hasta los músicos y los artistas plásticos, se están perdiendo de mucho si no vienen acá a ver cómo es esta Torre de Babel tendida, como poncho lleno de prendedores luminosos, sobre altiplano.

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