FIC 2019, vuelta a la página

Luego de la clausura del programa del Festival Internacional de la Cultura 2019, analizamos su actual situación y sus proyecciones futuras.

FIC 2019, vuelta a la página

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FIC 2019, vuelta a la página

FIC 2019, vuelta a la página


    Alex Aillón Valverde
    Puño y Letra / 30/09/2019 00:48

    Sucre es una ciudad que se resiste a los cambios. En ese sentido es una ciudad muy conservadora. Tenemos la fama muy bien ganada. Ocurre en muchos de nuestros imaginarios. Varios de ellos tienen un anclaje vacío. No los voy a mencionar. Eso es materia de otro debate. Pero en la cultura ocurre lo mismo, pese a que es una materia que evoluciona día a día, a una velocidad vertiginosa, mucho más hoy con los espacios generados por las nuevas tecnologías y los nuevos empoderamientos culturales a nivel global. 

    Las políticas culturales institucionales no van de la mano con la rapidez con que se producen los cambios en los diferentes campos de consumo. Y en ciudades como la nuestra el desfase se nota con claridad. 

    Sí, Sucre se resiste, aunque poco a poco quiere soltarse. 

    Es lo que pasa con el Festival Internacional de la Cultura. A estas alturas es algo que, muchos, entre ellos mi persona, no solo lo sentimos estancado, sino que incluso pensamos que va a contracorriente de los formatos de los tiempos que corren y de los formatos vigentes de otros festivales alrededor del mundo, más especializados, más depurados, más contemporáneos. 

    No solo no cuenta con un presupuesto que le permita funcionar en las dimensiones que se pretende, sino que su institucionalidad es muy débil, los equipos se cambian, gente va y gente viene, y no hay algo que le haya permitido tener una estabilidad y desarrollo coherentes a lo largo del tiempo. He sido testigo (y esto no es culpa de la gente que trabaja en la organización, que es gente que va al ritmo de la lentitud administrativa que es casi paquidérmica) de que el FIC se prepara con muy poco tiempo de anticipación ¿Cómo se puede esperar que las cosas salgan bien así? Tenemos suerte, por el esfuerzo de quienes laburan dentro de la organización, de que haya cosas que sí funcionan y hubo muchos espectáculos maravillosos, solo que en el contexto general naufragan.

    Pero volvamos a lo económico. Primero el Estado abandonó la barca, esa era una inyección vital para el evento, luego el Gobierno departamental se desmarcó y desde hace algunos años promueve su premio copia a escala del Abaroa para quemar presupuestos, y solo ha quedado la Alcaldía, que en cada cambio de administración decide si es que le va a dar bola o no al tan vapuleado FIC. En esas estamos. 

    En estos últimos años, ha habido cosas que se han intentado modernizar, es cierto (quiero salvar aquí la responsabilidad e impulso de varios de los actores involucrados, varios de ellos amigos personales míos) pero no es suficiente. Cosas como las convocatorias abiertas, mecanismos democráticos en plataformas digitales, programas sociales paralelamente a las áreas artísticas como programas como las incubadoras culturales etc., son cosas buenas, sin lugar a dudas, pero no terminarán de ser sino experimentos que se pueden perder de un momento a otro, por la fragilidad institucional de la que hablamos. Hay un esfuerzo, pero de buenas intenciones está asfaltado el camino al infierno, si esperamos que todo el conjunto cambie por arte de magia.

    Alguna vez comparamos el Festival Internacional de la Cultura con un zombi, que está vivo y está muerto a la vez, un zombi que no nos permitía mirar con mayor lucidez el estado de la cultura en nuestra ciudad. Un zombi traído de vuelta a la vida cada vez que a algún sector político le convenía. Creemos que es hora de dar vuelta a la página y replantearse la viabilidad del Festival en serio. 

    Darle la fuerza, la seriedad y el apoyo que merece, o avanzar en otras direcciones.

    "La Sombrerería", una vuelta de tuerca

    Una posible vuelta de tuerca para la cultura y la gestión cultural en Sucre puede ser la inauguración del centro cultural “La Sombrerería. El edificio ya está terminado y desde hace meses en este periódico, y en este suplemento en particular, nos venimos preguntando si hay una idea clara de lo que se hará y cómo se manejará esta que es la infraestructura cultural más grande y moderna de Bolivia.

    Desde la Vicepresidencia y desde el Ministerio de Cultura, en una primera instancia se ha pasado la posta a los actores culturales de Sucre, los artistas. Al parecer recién la preocupación de saber que más allá del cemento, este edificio tiene que tener un propósito y debe funcionar con dinero y un modelo cierto, está prendiendo conciencia real en la sede de Gobierno.

    Por supuesto, hemos seguido los esfuerzos que están realizando las plataformas de los artistas locales, que inmediatamente se pusieron a trabajar y ya han realizado observaciones y sugerencias en cuanto al equipamiento e infraestructura del lugar, así como a las políticas de gestión que deberían regentar este centro.

    La inauguración está prevista para octubre, eso es algo que ya nos lo han anticipado las autoridades correspondientes desde La Paz. Para ello se está delegando un equipo para la organización no solo del evento, sino también para un posible diseño de agenda que pueda ser funcional al centro de manera permanente.

    ¿Quiénes estarán a cargo de la propuesta final? Al parecer será un trabajo articulado entre el Ministerio de Culturas, una consultora nacional (la que con más fuerza está sonando es “Cronopios”, dirigida por el ex ministro de Cultura, Pablo Groux, quien ya ha visitado Sucre la semana pasada y se ha reunido con las plataformas), y los artistas locales que han estado trabajando desde la primera convocatoria del Gobierno central.

    Al parecer el Gobierno departamental y el local están totalmente desmarcados de este trabajo, hasta lo que se ha podido observar, pero no debería ser así. “La Sombrerería” debe ser (porque ya es una realidad) un pulmón fundamental de la cultura no solo ya de Sucre sino de Bolivia y en eso deberíamos estar empeñados. 

    Veremos qué sucede en las próximas semanas, pero es obvio que desde lo local y departamental se deben replantear las políticas que rigen sus acciones en torno a la cultura. Las condiciones del mundo y de nuestra sociedad así lo exigen. Plantear una articulación conjunta no es una idea descabellada. Por lo pronto habrá que estar atento con lo que sucede con el programa que inaugurará las acciones de “La Sombrerería” porque es algo que concierne profundamente al futuro de la cultura de esta parte del país.

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