El diálogo de la flor y el canto

Hemos mencionado, al hablar de los xochicuícatl, que en ocasiones se reunían los sabios y poetas para darse a conocer sus creaciones y para dialogar sobre ellas.

El diálogo de la flor y el canto El diálogo de la flor y el canto

Miguel León Portilla
Puño y Letra / 14/10/2019 21:01

Hemos mencionado, al hablar de los xochicuícatl, que en ocasiones se reunían los sabios y poetas para darse a conocer sus creaciones y para dialogar sobre ellas. Por fortuna, el manuscrito de la Biblioteca Nacional de México nos conserva el testimonio de una de esas reuniones de poetas que tuvo precisamente como propósito esclarecer el más hondo sentido de la poesía. El diálogo tuvo lugar hacia 1490. Varios maestros de la palabra, venidos de diversos lugares, se reunieron en la casa del señor Tecayehuatzin, príncipe de Huexotzinco. Los invitados se acomodan en esteras bajo la sombra de frondosos ahuehuetes en algún huerto cercano al palacio de su huésped Tecayehuatzin.

Como es costumbre, antes de dar principio al diálogo, los criados distribuyen el tabaco y las jícaras de espumoso chocolate. El diálogo, conservado en idioma náhuatl en el viejo manuscrito, se inicia con una salutación del señor Tecayehuatzin. Expresa éste su deseo de conocer cuál puede ser el significado más hondo de flor y canto: poesía, arte y símbolo. ¿Cuál es, se pregunta, el origen de las flores y los cantos? ¿Es posible decir en la tierra palabras verdaderas? ¿O es destino del hombre emprender búsquedas sin fin, pensar que alguna vez ha encontrado lo que anhela y al fin tener que marcharse, dejando aquí sólo el recuerdo de sus cantos?

Las preguntas de Tecayehuatzin reciben muy distintas respuestas: una a una, los varios invitados las van formulando. Entre otras cosas, los participantes afirman que flor y canto, poesía, arte y símbolo, son un don de los dioses, son acaso posible recuerdo del hombre en la tierra, quizás camino para encontrar a la divinidad. Para otros, flor y canto es, al igual que los hongos alucinantes, el mejor medio de embriagar a los corazones y olvidar tristezas. Otras opiniones expresadas insisten en ideas como éstas: se recogen las flores para techar con ellas la propia cabaña, es decir el hogar del hombre en la tierra; flor y canto puede ser camino para alcanzar la divinidad. Tecayehuatzin, el príncipe de Huexotzinco que convocó esta reunión, sigue creyendo que flor y canto es la única manera de decir palabras verdaderas en la tierra. Pero como tiene conciencia de que su punto de vista no es aceptado por todos, expresa una última idea que se gana simpatía universal: flor y canto, poesía y arte, es precisamente lo que hace posible la reunión de los amigos.

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