Roca negra, la constatación del silencio

La edición digital del libro de poesía Roca Negra de Omar Alarcón se presenta en la Feria Internacional del Libro de La Paz junto a la editorial Bolivian Digital Publishing este martes 21 de septiembre a 17:00 hrs. Transmición por Facebook live: Bolivian Digital Publishing.

Roca negra, la constatación  del silencio Roca negra, la constatación del silencio

Gabriel Chávez Casazola 
Puño y Letra / 20/09/2021 21:00

Como antes de que llueva, como preparándose largamente -en su brevedad- para el agua que va a caer y justificar la arena, la sal, la sed, la piedra, el pozo.  Como dudando de que el agua finalmente caiga, de que las nubes sean más que dibujos del azar, de que seamos más que formas que encierran (que callan) un vacío. Así van naciéndose estos poemas, así van inquiriendo.

Alentando una aún tímida esperanza -esa fe de lo perdido, esa yesca sin pedernal-, en esta búsqueda el autor se aparta de las formas de la noche (donde moraban sus textos tempranos) para indagar en las formas del silencio.

En nuestro interior/ el silencio/ guarda en sí mismo/ su propio nombre, pronuncia, y así el fósforo de la voz se enciende y entiende y extiende: no en los márgenes sino en el adentro está la revelación, allí donde todo es continente, vasija, aire con ilusión de ser algo, de ser alguien.

Cada mañana soltamos pájaros que llevan nuestro nombre, dice, y los vemos partir de la ventana. Parecería un viaje triste: nuestros nombres nos abandonan todos los días y nos van dejando despojados. Sin embargo, tan sólo uno, de nuestros gestos es capaz de inaugurar el aire. Constatación primera. Nuestra presencia desentierra el mundo de sí mismo. Constatación segunda. Somos capaces de colgar soles en el corazón de la muerte. Constatación tercera. 

Con estas pequeñas pero hermosas certezas, Omar Alarcón se desviste de viejos nombres, que marcaron un trazo hondo en su escritura y de alguna manera la templaron (la sed/ deja un rastro largo/ camino al pozo) y con ademán ahora más cercano a las iluminaciones de Hugo Mujica que a los extramuros de Jaime Sáenz, los deja partir mientras anota, con serena resignación, que nuestra búsqueda/ en el desierto/ sólo deja huellas/ sin cuerpo.

Es verdad que (todavía) su corazón, su ánima, su ánimo, su ajayu es roca negra, pero conforme pasa el tiempo del texto (y de la mano que lo escribe), esa roca llega a brillar en su negrura cuando la moja la lluvia que hasta ese momento fue inminencia y en algún verso se desató, fina y fuerte, casi sin que nos diéramos cuenta.

La lluvia borra todo lo que he escrito, confiesa Omar, entonces, haciendo eco a Sor Juana, pero de pronto los lectores estamos empapados de esa agua silenciosa y a la par verbal, y la celebramos (...) como una nueva oportunidad para vaciarnos, para subir a los tejados en busca del alma de los pájaros.

Cuando escampa - ¿quién puede ver su reflejo en el agua mientras llueve? -, el poeta, saliendo de su voz (la yesca ya tiene pedernal) enciende una hoguera para alumbrar nuestro rostro que es el rostro de todos. Este giro centrífugo, este gesto hacia el otro, presente en varios versos, anuncia un aire nuevo, una ética distinta a la contemplativa de estricta observancia, una iluminación propia que aspira hacia el abrazo, como el travesaño de la cruz de León Felipe. 

¿Quién no ha abrazado alguna vez el niño huérfano que lleva dentro?, pregunta Ornar Alarcón (tal vez fue ahí cuando cayó la lluvia dentro suyo) y entonces nos quedamos pensando en que tal vez eso sea (también), la poesía y que el poeta ha equivocado el título y las ilustraciones de su libro, pues por algún motivo no hay negrura ni rigidez y podemos sentirnos plenos y dúctiles, como al amanecer los pescadores cantan ebrios junto al puerto.

Al cabo, el poeta sale de la escena y nos deja a solas (todos lo hacen al terminar sus libros). En medio del mar, la barca está vacía. No lo echamos de menos: la sombra se conoce a sí misma sólo cuando en la barca no queda nadie. Además, todos los místicos intuyen que en el vacío está la revelación y después de todo ¿qué es la poesía sino respiración, silencio entrecortado, vasija que da forma al viento?

FRAGMENTOS DE ROCA NEGRA:

Quién dibuja una puerta 

en medio del vacío?

 

¿Quién modela en barro 

la forma del viento? 

 

Somos una vasija encerrando

la ilusión de ser alguien.

 

Una pregunta sin voz.

 

En nuestro interior

el silencio

guarda en sí mismo

su propio nombre.

 

******

La eternidad no cabe en los bolsillos. El viento nos toma en brazos como una madre. ¿La poesía es una máquina de luciérnagas en la noche? Somos caligramas del pasado. Dibujos de un niño ciego en las paredes. Cometas huérfanos. Poemas quemándose en el aire.

*****

Al cerrar los ojos volvemos a inventar la luz. Esa luz muriendo en nosotros para sacrificarse y darnos vida. Cada mañana soltamos garzas en el aire. Abrazamos árboles recordando nuestro cuerpo. Y sostenemos un gorrión herido en la palma de la mano, ofreciendo a la muerte, lo que en secreto recogemos de nosotros mismos.

 

RESEÑA BIOGRÁFICA

Omar Alarcón (Bolivia, 1986). Es cofundador del centro terapéutico Sol en Casa donde trabaja como psicólogo desde hace diez años atendiendo niños y jóvenes con capacidades especiales. 

Ha publicado los poemarios El corazón entrega sus muertos (Editorial Pasanaku. Bolivia, 2006) y Roca Negra (Editorial Andesgraund, Chile 2020). Ha publicado en revistas especializadas como Círculo de Poesía (México) y ha participado en diversos festivales nacionales e internacionales. 

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