Mujeres de la generación Beat. Sí, también hubo mujeres.

Un repaso a la poesía y obra de las mujeres olvidadas de la Generación Beat.

Mujeres beat Mujeres beat Foto: Foto: internet

Marta Vilella/La otra poesía
Puño y Letra / 08/03/2022 17:00

Busco generación Beat en Google y llueven las páginas en las que hablan del movimiento literario americano iniciado en los años 40 por un grupo de amigos: Jack Kerouac, Allen Ginsberg, William Burroughs y Gregory Corso entre otros. La generación beat fue un fenómeno y movimiento cultural que se empezó como un acto de liberación, rebeldía, deshacerse de cadenas después de la Segunda Guerra Mundial.

Poco se habla de las mujeres que también se sumaron al movimiento beat ¿dónde están esas beatniks? ¿Su poesía? ¿Sus palabras, pensamientos? Buscando y buscando al final sí encuentro páginas dedicadas a ellas, a las mujeres que también lideraron este movimiento. Bartleby Editores publicó hace tres años el libro Beat Attitude, una Antología de mujeres poetas de la generación beat.

La mujer de los años 50

Annalisa Marí Pegrum, la traductora del libro, explica la situación de la mujer en la sociedad estadounidenses de los años 50 y el por qué no tenía cabida que una mujer se uniera a un grupo literario o incluso, quisiera escribir:

“Por la misma razón por la que tantas otras mujeres quedaron relegadas en la historia del arte y de la literatura. Porque era la década de los cincuenta y lo que se esperaba de las mujeres era que se casaran y que tuvieran hijos; que cuidaran de su hogar y de su marido; que trabajaran lo justo, sin dejar de lado nunca su casa.”

El mismo Gregory Corso (1930-2001) uno de los poetas más jóvenes del movimiento dijo al respecto:

“Hubo mujeres, estaban allí, yo las conocí, pero sus familias las encerraban en manicomios, se les sometía a un tratamiento de electrochoque. En los años 50 si eras hombre podrías ser un rebelde, pero si eras mujer tu familia te encerraba.”

Las mujeres que también escribieron la historia de la Generación Beat

Es cierto que algunas de estas mujeres, como Diane Di Prima, tuvieron reconocimiento y aceptación, pero como siempre, se reducen a uno o dos ejemplos de las muchas que hubo.

Por esta razón me propuse dedicar un post a las mujeres que también escribieron la historia de la Generación Beat, que estuvieron allí, en la sombra o no, pero participaron de ese momento.

En concreto, hablaré de 4 de ellas: Denise Levertov, Elise Cowen, Diane Di Prima y Marge Piercy. Hubo muchas otras que me estoy dejando como Joanne Kyger, Hettie Jones, Leonore Kandel, Anne Waldman, Janine Pommy Vega, Mary Norbert Körte, Ruth Weiss…

1. Marge Piercy (1936)

Marge Piercy es una de las poetas de la generación beat más activista y un mensaje feminista muy, muy potente. Leer sus poemas es leer una realidad que sigue dándose hoy en día. Es una de mis favoritas, su mensaje me llega como una lanza empoderadora para la mujer, para despertar y abrir los ojos.

“Nací en Detroit, Michigan, lugar que abandoné al cumplir diecisiete años. He vivido principalmente en Chicago, Brooklyn, Manhattan, San Francisco y Boston… He sido activista política (lucha por los derechos civiles, grupos antiguerra, Estudiantes por una Sociedad Democrática) de 1965 a 1969. Después de 1969 he estado activa en la lucha de las mujeres.” Así se presenta la misma Pearcy.

No sólo escribrió poesía, también obras de teatro, novelas, ensayos y una autobiografía. Marge, sobre sus obras, dice  que “quería escribir sobre mujeres que pudiera reconocer, mujeres de una clase trabajadora que no era tan simple como se suponía que era”.  A mi parecer, lo ha conseguido.

4 poemas de Marge Piercy

¿DE QUÉ ESTÁN HECHAS LAS CHICAS GRANDES? (fragmento)

¡Ahora qué superiores somos!

Miren a la mujer moderna:

delgada como cuchilla de tijera.

Corre todas las mañanas en una cinta,

se mete a gruñir y tironear

en una máquina de pesas y poleas,

con una imagen en mente a la que nunca

se podrá aproximar, un cuerpo de vidrio

rosa que nunca se arruga,

nunca crece, nunca desaparece.

Se sienta a la mesa y cierra los ojos a la comida

con hambre, siempre con hambre:

una mujer hecha de dolor.

Si solamente pudiéramos gustarnos unos a otros en bruto.

Si solamente pudiéramos querernos a nosotras mismas

como queremos a un bebé que nos balbucea en los brazos.

Si no nos programaran y

nos reprogramaran

para necesitar lo que nos venden.

¿Por qué íbamos a querer vivir en una propaganda?

¿Por qué íbamos a querer flagelarnos las blanduras

hasta hacerlas líneas rectas como un cuadro de Mondrian?

¿Por qué nos íbamos a castigar con el desprecio,

como si tener grande el culo

fuera peor que la codicia o la maldad?

¿Cuándo vamos a dejar las mujeres de estar obligadas

a ver nuestros cuerpos como experimentos de ciencias,

como jardines que hay que desmalezar

como perros que hay que domesticar?

¿Cuándo una mujer va a dejar

de estar hecha de dolor?

“Una mujer fuerte es una mujer manos a la obra

Limpiando el pozo negro de la historia”

LAS MUJERES FUERTES PUEDEN DECIR NO

Una mujer fuerte es una mujer esforzada

Una mujer fuerte es una mujer que se sostiene

De puntillas y levanta unas pesas

Mientras intenta canta a las barricadas

Una mujer fuerte es una mujer manos a la obra

Limpiando el pozo negro de la historia

Y mientras saca la porquería con la pala

Habla de que no le importa llorar

Y vomitar estimula los músculos del estómago

Y sigue dando paladas con lágrimas en la nariz.

Una mujer fuerte es una mujer

Empeñada en hacer algo que los demás

Están empeñados en que no se haga.

Está empujando

La tapa de un ataúd de plomo desde dentro

Está intentando levantar con la cabeza

la tapa de una alcantarilla, está intentando

romper una pared de acero a cabezazos.

Le duele la cabeza. La gente que espera

a que haga el agujero le dice: date prisa

¡Eres tan fuerte!

Una mujer fuerte es una mujer que sangra por dentro

Una mujer fuerte es una mujer que se hace a sí misma

Fuerte cada mañana

Mientras se le sueltan los dientes

Y la espalda la destroza.

Cada niño, un diente, solían decir antes

y ahora, por cada batalla, una cicatriz.

Una mujer fuerte es una masa de cicatrices

Que duelen cuando llueve, y de heridas que sangran

Cuando se las golpea, y de recuerdos

Que se levantan por la noche y recorren la casa

De un lado a otro, calzando botas.

DERECHO A LA VIDA

Una mujer no es un árbol de peras

inconsciente y fecundo del que caen los frutos

al mundo. Hasta los perales

se llenan un año y descansan al siguiente.

En los huertos descuidados cae la fruta

tibia y madura en el pasto, y los árboles se elevan

nudosos para regalo de los pájaros, a cuarenta pies de altura

entre espinas de una pulgada de largo,

que estallan con atavismo en la suave madera.

Una mujer no es una canasta en la que escondes

tus panecillos para mantenerlos calientes. No es una gallina

ponedora bajo la que deslizas huevos de pato.

No es la bolsa donde guardas el dinero

de tus hijos para usarlo después en tus guerras.

No es un banco donde tus genes ganan intereses

y mutaciones interesantes bajo esta lluvia

sucia. Tú tampoco lo eres.

Yo escojo lo que entra en mí; lo que se vuelve

carne de mi carne. Sin mis opciones, no viven la política

ni la ética. Yo no soy tu campo de maíz

ni tu mina de uranio; no soy tu ternera

de engorde, tu vaca de leche.

No me usarás como fábrica.

Los curas y los congresistas no son dueños

de acciones sobre mi vientre o mi mente.

Este es mi cuerpo. Si te lo doy

quiero que me lo devuelvas. Mi vida

es un derecho no negociable.

CANCIÓN POSTRADA

Húmedo, húmedo, en la humedad metido,

creo que eres cerveza, leche y semen.

Eres remolino de agua, un dios del río

con cabeza afelpada. De tu nariz

brota la sangre, y de tu boca el vino.

Eres humectante que cura catarros y

resfríos. Emites un vapor perenne,

exhalación, riachuelo de orina, lágrimas

tibias. Tienes una erección en frío y,

escurridizo, te pierdes debajo de la

lama. De pronto caes, fogoso, ganas tú,

barullero, y en todas las habitaciones

tocas puertas. Mientras yo, cual medusa

vibrante, como un salmón que encalla.

sobre tu suavidad resbalo y quedo plena.

“Yo escojo lo que entra en mí; lo que se vuelve

carne de mi carne.”

2. Elise Cowen, la chica de las gafas de pasta (1933-1962)

Poco se conserva de esta autora pues sus padres destruyeron todos sus escritos y poemas. Avergonzados de las experiencias homosexuales y con drogas que había tenido su hija, no dudaron en censurar su voz eliminando la mayor parte de sus escritos.

A Elise Cowen la apretó la sociedad y lo que sus padres querían que fuera. Escribía a escondidas y robaba libros de librerías y bibliotecas. La mayor parte de su vida fue una montaña rusa emocional. Entró en el movimiento beat donde conoció a Allen Ginsberg (uno de los principales exponentes del movimiento) con el que mantuvo una relación y con quien estuvo conectada el resto de su vida. Una muy cercana amiga suya, Joyce Johnson lo describe así: Elise era un momento en la vida de Allen,  sin embargo, en la vida de Elise, Allen era una eternidad.

Todo se rompió cuando Ginsberg la dejó expresándole su homosexualidad. A lo que ella respondió saliendo con una chica. Aun así, Elise no estaba bien y estuvo varios periodos ingresada en el Hospital, refugiada en la bebida y con unos padres intransigentes no vio más salida que el suicidio. Con solo 28 años decidió acabar con todo y se tiró por el balcón de casa de sus padres. Poniendo fin a una vida de represión y frustraciones.

“A menudo he pensado que Elise nació demasiado pronto. En un tiempo más tolerante con el comportamiento inconformista de las mujeres podría haber sobrevivido. Elise no podía ocultar lo que era. Ella nunca podía ponerse una máscara, entró y salió del mundo tal como era”. Joyce Johnson 

3 poemas de Elise Cowen

HEROÍNA

La cabeza girada hacia el otro lado

Las manos en la bolsa de papel

En el cajón

(   )

Apretando

La golosina.

FÁCIL AMAR

Fácil amar

A los POETAS

Su

ESPLENDOR

Derramándose sobre todas las páginas

Extorsionando arco iris diminutos

Fácil Amar

A los Poetas

Su

ESPLENDOR

Derramándose sobre todas las páginas

vertiéndose

Sobre mi regazo.

LA DAMA

La dama es una cosa sumisa

hecha de agua y muerte.

La moda la viste con sobriedad y

usa su mente para coserle la bastilla.

MUERTE, YA LLEGO

Muerte, ya llego

Espérame.

Sé que estarás

En la estación de metro

Cargado de botas de agua, chubasquero, paraguas, pañuelo

Y una respuesta sencilla

Para cada significado.

Institución incorruptible

Atenta aguafiestas de huellas dactilares

Escucha su afirmación

“Hay una salida entre las coles blancas”

3. Diane di Prima (1934)

Diane di Prima empezó a escribir a los 14 años y fue la mujer que obtuvo más reconocimiento durante la Beat Generation como después de esta. Uno de sus libros más conocidos es Memorias de una beatnik, donde explica en primera persona todas sus experiencias de esa época Beat rebelde, creativa y también experimental en el terreno sexual.

Soy una mujer de placer

y doy sal cuando me dan sal.

Libre de la esperanza y del conocimiento,

he dejado esto entre piedras molidas de otros umbrales.

4 poemas de Diane di Prima

EL DÍA QUE TE BESÉ

El día que te besé, la última cucaracha

se murió. Las Naciones Unidas

abolieron todas las cárceles. El papa

admitió a Jean Genet como miembro

del Colegio de Cardenales. La

Fundación Ford, con gasto enorme,

reconstruyó la ciudad de Atenas.

El día que hicimos el amor, el dios pan

volvió a la Tierra, Eisenhower dejó

de jugar al golf. Los supermercados

vendieron marihuana. Y Apolo leyó

poemas en el parque Union Square.

El día que retozaste en mi cuerpo

las bombas se disolvieron.

TU LENGUA

Tu lengua

es una

exploradora

que rompe

las prisiones

de mi cabeza.

MENSTRUACIÓN, SEPTIEMBRE 1964

¿Cómo perdonarte esta sangre

Que no había de fluir de nuevo, sino fijarse feliz en

mi vientre, para crecer, y hacerse hijo?

Cuando me vuelvo hacia ti de noche, suspiras, y te giras

Cuando me vuelvo hacia ti por la tarde, en la cama,

Donde lees tumbado, me rechazas, diciendo sólo

Hace calor, tengo sueño.

Convocas piquetes, hablas de violencia, provocas la

sangre

Pero sólo de mí, sangre hambrienta y sin sembrar

Que debía haber sido otra cosa.

Nana para un bebé, nonato

Cielo

cuando te abras paso

encontrarás

una poeta,

apenas la opción ideal.

No puedo prometerte

que nunca pasarás hambre

o que no estarás triste

en este mundo

descuartizado

y reducido a cenizas

pero puedo enseñarte

cielo

a amar tanto

que tu corazón se rompa

por siempre jamás.

LA LOBA (fragmento)

¿Y van a cazar a la Loba?

Tontos, ¿Van a usar lanza, arpón o flecha, pistola o

boomerang? ¿Creen poder atraparla

con las redes del amor? Ella monta

la luna creciente como una balsa

en la corriente tormentosa del cielo.

¿Sueñan con masticar  los trozos de su carne

darle vuelta las tripas chuparle el jugo

a su gran hígado oscuro? ¿Van hacer

un gorro con su estómago, y con sus vértebras un collar?

4. Denise Levertov (1923-1997)

En los Estados Unidos de los años 50, fue una de las pocas escritoras en hacerse un hueco en el mundo de la poesía y la literatura. Hasta el punto de que fue incluida en la antología de The New American Poetry (1960).

Lo de escribir y ser poeta lo llevaba dentro y lo sabía desde pequeña. A los 12 años le envió algunos de sus poemas a T.S.Eliot, quien le contestó animándola a seguir escribiendo. Cuatro años más tarde, a los 17 publicó su primer poema en una revista y desde entonces no paró.

En lo oscuro del deseo

nos estremecemos y gruñimos,

gruñimos y

brillamos.

4 poemas de Denise Levertov

INTROMISIÓN

Después de cortarme las manos

me crecieron las nuevas y

algo que mis manos habían deseado

llegó y pidió que lo meciera

Después de sacarme los ojos se

secaron, y me brotaron los nuevos

y algo que mis ojos habían llorado

llegó pidiendo que los suavizara.

ESTABLECERSE

Fui bienvenida aquí – al oro claro

del verano tardío, del otoño de estreno,

al águila del amanecer asoleándose en el árbol más alto,

a la montaña que se revela sin nubes, a su nieve

teñida de damasco cuando mira al oeste,

paciente, en su determinación, con el sol incansable

siempre asomando y ocultándose.

Ahora me es dado

probar el gris presagiado por todos,

un gris denso y helado a la vez. Me jacté de que no me importaría,

porque nací en Londres. Y no me importará.

Voy a poner manos a la obra

en mis días, vine a quedarme, no de visita.

El gris es el precio

de la vecindad con las águilas, de saber

de la presencia enorme de una montaña, véase o no.

No perder el rumbo

Entre tareas

–deshojar fresas,

responder cartas–

o entre poemas,

volver al espejo

para ver si estoy ahí.

CANCIÓN PARA ISHTAR

La luna es una puerca

que gruñe en mi garganta

Su enorme brillo me atraviesa

y el barro de mi agujero reluce

y estalla en burbujas de plata

Ella es una puerca

y yo una cerda y una poeta

Cuando abre sus labios blancos

para devorarme le devuelvo el mordisco

y la luna se sacude de risa

En lo oscuro del deseo

nos estremecemos y gruñimos, gruñimos y

brillamos.

EL DOLOR DEL MATRIMONIO

El dolor del matrimonio:

Muslo y lengua, querido,

Cargan con todo su peso,

Palpita en los dientes

Buscamos la comunión

Y nos apartamos, querido,

uno y uno

es el leviatán y nosotros

en su vientre

buscamos placer, un placer

desconocido fuera de él

dos más dos en su arca

en pleno dolor.

LA TERCERA DIMENSIÓN

Quién me creería

si dijera, “Me agarraron y

me abrieron

del cráneo a la entrepierna, y

todavía estoy viva, y

me paseo complacida con

el sol y con toda

la generosidad del mundo.”

La sinceridad

no es tan simple:

una sinceridad simple

no es más que una mentira.

¿Acaso los árboles

no esconden el viento

entre sus hojas y

murmuran?

La tercera dimensión

se esconde.

Si los obreros de la calle

parten las piedras,

las piedras son piedras:

a mí el amor

me partió en dos

y estoy

viva para

contar el cuento – pero no

sinceramente:

las palabras

lo cambian. Deja que sea–

aquí bajo el dulce sol

– una ficción, mientras yo

respiro, y cambio el paso.

Un mensaje común: la voluntad de cambio y liberación

A pesar de que intentaron silenciarlas, acallarlas y someterlas todas ellas siguieron escribiendo, leyendo y decidiendo sobre su vida. Para nosotros son un testigo de la época que vivieron. No todas sus historias tienen un final feliz (tampoco existe el final feliz como tal, Disney nos vendió la moto de mala manera), pero me quedo con su ímpetu y voluntad de salir de esa jaula llamada sociedad que aún hoy en día aprisiona a la mujer. Como dice Annalisa Marí Pegrum en la antología de mujeres Beat, Beat Attitude:

 “No se limitaron a ser meras amigas, amantes, esposas o musas; eran mujeres que estaban en el mismo momento y en los mismos círculos de amigos, pero que no tuvieron la misma visibilidad que los hombres y que lo tuvieron mucho más difícil a la hora de ser publicadas o de participar públicamente en los recitales”

Y aún así, lo hicieron o como diría Maya Angelou, and still I rise. A pesar de todo, me levanto.

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