La esencia de lo fantástico y lo cotidiano
La joven comunicadora chuquisaqueña Gabriela Carrasco Jaldín ensaya una aproximación al libro de cuentos de Alberto Chimal “Ciudad imaginada”, editado por Yerba Mala Cartonera.
Este nuevo libro que edita Yerba Mala Editorial, nos reta a ser parte de la ficción a través de relatos que nos permiten abrirnos a la imaginación para conocer la vida y los sentimientos de sus distintos personajes, en algunos casos más ficticios —otros más reales— que nos dan una sensación y premisa: en algún momento, todos viviremos en esa ciudad imaginada.
Y sí, en estos once cuentos que nos presenta Alberto Chimal se pueden apreciar las distintas situaciones a las que se enfrentan los protagonistas. El autor parece cuestionar o dejar entrever ciertas particularidades que atraviesan a nuestra sociedad latinoamericana en cuanto a temas colectivos, económicos y de comunicación. Las mismas son representadas por seres quiméricos que describen cómo ven la metrópoli encima de sus alfombras mágicas, creyendo que así podrán observar el vacío, la devastación, la nada. O cuando el autor retrata a la gente que habita la ciudad imaginada —nombre que precisamente lleva el libro— esa que no está en silencio, preocupada o atónita; que tiempos atrás vivía en edificios y estructuras que ya no se ven. Muchos cuerpos, todos juntos y a la vez separados, que no se van a entender nunca y piensan las mismas cosas; se persiguen y jamás se alcanzan, siempre muriendo y replicándose en otros que toman sus lugares. Esto permite pensar en los espacios geográficos y habitantes de nuestro continente, que con cada detalle que hilvanado, sugiere que la historia todavía puede continuarse.
Existen mensajes más allá de la fantasía y lo cotidiano, porque los escenarios sociales y políticos están conectados y mezclados con una imaginación necesaria, como conseguimos leer en el cuento Veinte Robots, donde resaltan las emociones de los androides y andreidas. Por ejemplo, podemos encontrar a esos robots en cabarets bebiendo aceite enriquecido, que se conectan a redes eléctricas de voltajes exóticos y escuchan a los músicos cantantes, o cuando se describe el rol del ruso Gramil y sus características únicas contrastadas con el Capitán América o Batman.
Por otro lado, están los relatos más íntimos que nos dan un sentido más concreto, mostrando vínculos que pueden existir entre familias latinoamericanas y no solo mexicanas; sus pérdidas, duelos, desamores, miedos y secretos más íntimos. Esto sucede en La Balanza y Mogo, donde se traman historias misteriosas y de desamor, pero no solo el romántico, sino también el que los niños y niñas imaginan con entes más representativos de su infancia, pareciera que a veces no hay una conexión exacta, y eso es lo que más llama a leerlos intensamente.
Alberto ha mencionado que este libro no es una imagen de ningún lugar en particular, sin embargo, al haber escrito estos cuentos a lo largo de varios años y de manera independiente, compilándose para ser publicados en México y en Perú en tres ediciones distintas, y que ahora hay una remezcla cartonera próxima a publicarse en Bolivia, puede uno imaginar su propia urbe latinoamericana debido a los detalles, la precisión en las descripciones de sus protagonistas, los espacios y formas que ocupan; nos invitan a vibrar e inquietarnos sobre lo fantástico y lo verídico que transmite, dejándonos una sensación de cercanía y familiaridad con los mismos, más de lo que imaginamos al inicio de la lectura.
* Gabriela Carrasco Jaldín (Sucre - Bolivia, 1990) Es comunicadora social y docente universitaria. Tiene una maestría en Comunicación Corporativa e Institucional, además de una especialidad en Comunicación Digital, en la EIC de Madrid. Ha realizado el storytelling de proyectos audiovisuales de organizaciones nacionales e internacionales. Participó en el taller de creación literaria de Maximiliano Barrientos y ha realizado el Postítulo en Escrituras del Cuerpo de la UPSA. En 2021 ganó el primer lugar del Concurso Nacional de Cuento “Crispín Portugal”.