Intensas pasiones humanas

El escritor chuquisaqueño Máximo Pacheco comparte con Puño y Letra su presentación del último libro de Rodrigo Urquiola, “Ayer el fuego”, en Sucre.

El escritor chuquisaqueño Máximo Pacheco comparte con Puño y Letra su presentación del último libro de Rodrigo Urquiola, “Ayer el fuego”, en Sucre. El escritor chuquisaqueño Máximo Pacheco comparte con Puño y Letra su presentación del último libro de Rodrigo Urquiola, “Ayer el fuego”, en Sucre.

Máximo Pacheco Balanza
Puño y Letra / 19/09/2022 00:24

Ayer el fuego, de Rodrigo Urquiola, reúne diez cuentos, muchos de los cuales fueron premiados en distintos certámenes nacionales e internacionales.

​Lo primero que puedo decir que se siente en estas obras es la intensidad. Son intensos los personajes y son intensas las tramas, al modo de cuerdas tensadas, que se mantienen así todo el tiempo, al punto de reventar.

​No sé si ha sido intención de Rodrigo, pero, aunque son cuentos sueltos e teóricamente independientes, reunidos, bien podrían constituir un mismo relato que transcurre en tiempos paralelos, aunque no simultáneos y podríamos imaginar que los personajes de uno y otro cuento pudieran fácilmente entrecruzarse en los mismos espacios, una calle o un descampado, y mirarse al pasar por los rincones de esa ciudad y esos paisajes que uno, o al menos a mí me sucede, no puede imaginar sino casi en blanco y negro, o quizás en tonos sepia.

​Los personajes de los cuentos de Ayer el fuego son más o menos parecidos en todos las historias: niños, ancianos, perros, locos, todos a pesar de su relación con mundos laborales precarios y difíciles, al borde del lumpen, en mundos subalternos, abandonados, y, en muchos casos, sumidos en la desesperación o en la desesperanza, en un ambiente que pareciera ser de zozobra permanente; pero, en el que ellos y ellas transcurren cómodamente, como desempeñando roles que no pudieran cambiarse nunca a través de decisiones humanas.

​Todos los personajes de los cuentos habitan submundos y periferias que se rozan ocasionalmente con otros mundos donde reina el dinero, la comodidad y, en algún caso, la liviandad de la vida asegurada. Aunque sus vidas se muestran difíciles y tortuosas, irradian también intensas pasiones humanas, amores, solidaridad, afecto y, en algún caso, ilusión.

​Los cuentos de Ayer el fuego son, sin duda, de lo mejor que se ha producido en el género en los últimos tiempos y ratifican que estamos ante uno de los mejores narradores contemporáneos de Bolivia.

Urquiola, mínimo

Rodrigo Urquiola Flores (La Paz, 1986) es autor de las novelas Lluvia de piedra , El sonido de la muralla (Premio Interamericano Carlos Montemayor, 2016, México) y Reconstrucción. También escribe cuento y obras de teatro. Cuentos suyos recibieron numerosos premios en Bolivia y en el exterior, como el Premio de Cuento “Franz Tamayo”, 2017, Bolivia y el Premio Latinoamericano Edmundo Valadés, 2018, México. Algunos de sus textos fueron traducidos al quechua, portugués, bengalí y alemán y forman parte de diversas antologías nacionales e internacionales.

Sus influencias en sus propias palabras

El primer libro que tuve la fortuna de leer, después de la Biblia, fue Pedro Páramo, de Juan Rulfo. Lo encontré en una edad en la que no se comprenden muchas cosas y lo que más recuerdo de ese par de primeras lecturas son las imágenes; pinturas que se han quedado en la memoria cuando uno se queda viendo el vacío. Algo parecido me sucede cuando leo, ahora, ya menos ingenuo. Siempre recuerdo con el cariño del aprendiz a los escritores bolivianos Oscar Cerruto, Augusto Céspedes o Jesús Urzagasti y también a maestros de afuera: Thomas Mann, Herman Hesse, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Günter Grass, Albert Camus u Orhan Pamuk.

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