Jauría de Poesía en La Paz
Es el primer encuentro de poesía que se da en la Feria del Libro de La Paz y es una iniciativa integradora que nace en Santa Cruz. Se espera que esta propuesta se pluralice de cara al Bicentenario en otras ciudades de Bolivia.
El "Encuentro de Poesía Latinoamericana: Rumbo a la Jauría de Palabras", en el marco 27° Feria Internacional del Libro de La Paz, reunió a 26 voces de poetas de Argentina, Colombia, México, República Dominicana, Perú y Bolivia para generar espacios en la palabra y tejer redes la hermandad que unen países, ciudades, realidades y personas. Además tiene como objetivo unirse a las gestiones preparatorias en conmemoración y festejo del Bicentenario del Estado Plurinacional de Bolivia a partir de la poesía como un espacio de libertad y diversidad cultural.
Este encuentro nace como una extensión del 5to. Festival Internacional de Poesía Joven "Jauría de Palabras", que se realizará en septiembre en Santa Cruz de la Sierra y Cuevo.
El Encuentro en La Paz que se desarrolló del 10 al 13 de agosto en La Paz y pretende consolidarse como un referente, por la variedad y calidad de trabajos reunidos en torno a la poesía.
Entre las presentaciones de libros estuvieron las antologías: De poesía boliviana: Mediterránea, El resplandor y la sombra, del taller Cruzando palabras-trueque poético y de los poetas internacionales del encuentro, a cargo de la Editorial del Estado y dos antologías del encuentro a cargo de las editoriales Fruit Salad Shaker (Costa Rica) y Literatelia (México) que refleja la unidad latinoamericana, a través de la poesía.
Entre los libros de los poetas participantes del encuentro estuvieron: una obra poética de las montañas del poeta Santiago Espinosa (Colombia), Son Palomas Pensajeras de Rei Berroa (Rep. Dominicana), De abajo mira al cielo de César Bisso (Argentina), El aceite de las nueces de Jorge Arzate (México).
A continuación Puño y Letra ofrece una selección de poemas de algunos de los invitados a esta citsa:
ACANTILADOS
(Santiago Espinosa-Colombia)
Ahora conduces.
El carro avanza por las curvas donde el océano
se estrella entre los acantilados, incesante.
Nunca pensamos que estos fueran los paisajes,
las rocas lunares y los pinos.
Para llegar a este lugar
tuvimos que perder todas las rutas,
sabiendo que esta amarga transparencia
ocurre en los sueños de ambos.
Y tú recuerdas el gesto algo ridículo
cuando nos despedimos,
o esas primeras veces en que fuimos
al mar, pensando en las distancias.
Y ha sido siempre así.
Los autos que cruzan evitando los precipicios.
Las casas con sus luces encendidas hasta tarde.
La espuma que persiste ferozmente contra los acantilados.
JUICIOSA
Verónica Delgadillo (Bolivia)
Debo tener buen juicio dicen
debo limpiar el pis
debo lavar la ropa dicen
los platos, las tazas que no ensucié.
No hice nada en estos días
días de equivocación dicen.
No soy una hembra perfecta digo
no me preocupa serlo
no quiero serlo.
Es mi tiempo
un tiempo para propiciar
las coordenadas exactas
seguras
perfectas
donde calmar mi celo.
LA VERDAD A TODAS HORAS
Rei Berroa (República Dominicana)
Como es legítimo pensar
que unas primaveras son más ciertas que otras primaveras,
que llena la vida los pasillos de la casa
en los pies diminutos de los niños
y en sus ojos sin cansancio,
que produce más muerte un soldado
que un olivo, tu canción o este poeta,
que una hoja de metal o de papel
puede cortar el tiempo y no ser nada,
que la hierba de este patio en que los sueños se agigantan
sube irremisiblemente en busca de tu boca
para hacer que la lengua diga la verdad a todas horas
y no se quede nadie afuera cuando hablamos,
que son sinónimos leer y labrar
como nacer y no ser o morir y no reír,
dejo en tus sentidos
el vibrante resplandor de estas palabras
en donde quizás encuentres, cuando te falte el aire,
pasto para tus manos
y sano heno para rumiar en las horas que robamos al olvido.
Miel y arándanos previos a la batalla
Jorge Arzate (México)
Ninguna muestra de misericordia hay en esta mañana más que la iluminación de tus ojos.
Bebo leche de cabra con miel y arándanos, siento el temblor de la batalla en la piel. Me desnudo ante la paciencia untada en tu voz para tragar la ira y poner ensueño en este plácido amanecer.
El roce de tus manos, francas, cálidas, como las nervaduras de los árboles es mi arma del día de hoy, son mi luz solar y guía pétrea para los adentros del corazón. Gozo enceguecido por el hartazgo.
Porque aéreo eres tal como el pájaro asustado que tiene miedo a la tormenta que viene.
La flama que vive en tus pupilas se apaga.
En el aquí de la voz, a contraluz del día, distingo una onda cálida, suave, a pesar de este obscuro tiempo del rencor; hálito que me delinea el rostro con energía vital y coloca mi purísima belleza al ciego y liberto camino del aire y el color.
Estamos en los cielos de una historia que nos lleva y trae como misioneros de una humanidad tirada a la carroña, pero pintada con incienso de oro.
Veo una luz que dicta un silbido animal de amor antaño, es débil su pétreo chillido.