Lispector y sus posibles diálogos

La poeta Paura Rodríguez nos envía un artículo sobre la mítica Clarice Lispector y sus charlas con artistas fundamentales de la cultura brasileña

Lispector y sus posibles diálogos

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Lispector y sus posibles diálogos


    Paura Rodríguez Leytón
    Puño y Letra / 02/10/2023 03:18

    Fue en Machete Magazine, en São Paulo, cuando entre mayo de 1968 y octubre de 1969, se publicó la sección Diálogos posibles con Clarice Lispector, un espacio en formato de crónica y entrevista en el que ella compartía con los lectores sus conversaciones con artistas y escritores. A aquellos diálogos se puede acceder ahora gracias a una interesante migración de lo impreso a lo audiovisual preparada por el canal de YouTube Alterquia. 

    En la selecta lista de elegidos por Clarice, y de los que da cuenta Alterquia, hallamos a Elis Regina, Vinicius de Moraes, Antonio Carlos Tom Jobim, Jorge Amado y Pablo Neruda. 

    Fue el 21 de septiembre de 1968 cuando se publicó la entrevista con Tom Jobim, en un diálogo remecido por la onda expansiva de las protestas estudiantiles ocurridas en Francia, en mayo de aquel año. “Ante todo vivan los estudiantes, si no protegemos a los estudiantes estamos desatendiendo a nuestros hijos”, expresa Tom Jobim en una charla que es conducida por Clarice de una manera sutil hacia temas recónditos. “La muerte no existe Clarice, tuve una experiencia que me reveló eso (…) fuera de esa experiencia que no puedo contar, temo la muerte las veinticuatro horas al día”, confiesa Tom. 

    “¿Cómo podemos hablar de lo que no entendemos?”, replica Clarice, ella también necesita responderse cosas, decirlas. Ella piensa que quizá son parte de una generación “quién sabe si fracasada”, él no está de acuerdo en absoluto. “Es que yo siento que no llegamos a cruzar las puertas que están abiertas, por miedo (…) no atravesamos plenamente esas puertas. Cada persona tiene una puerta con su nombre grabado, Tom”, sentencia Lispector. Ella tenía 46 y él 41, y para entonces ambos, aunque quizá no lo sabían todavía, ya habían cruzado airosamente su puerta cada uno. 

    Ese mismo año, se publicó el diálogo con Chico Buarque, desde entonces, las repercusiones de ese encuentro no abandonaron su memoria, pues en algunas ocasiones las ha referido a la prensa. Recuerda el primer encuentro con ella, en el bar Antonio’s, “un antro de la bohemia”, donde de pronto junto a otros amigos artistas vieron entrar a Lispector. “Era un ser exótico”, dice recordando que días después todavía estaban impactados. 

    Luego lo invitó a la entrevista, que fue a las 4 de la tarde en la sala de su casa. “Pedí amparo a Vinicius” recuerda, y Vinicius lo acompañó junto con otro amigo. A sus 24, ya era toda una celebridad, no lo dejaban cruzar la calle sin que primero termine de firmar autógrafos. 

    “El existe en el reino animal, es un bicho pensativo y bello y siempre joven”, lo describe Clarice al iniciar su crónica, mostrándolo como en una cuerda floja, estaba en el momento en que podía ser triturado por la fama o sobrevivir a ese embate.  

    “Ella hacía preguntas directas y desconcertantes”, recuerda Chico. En la entrevista hablan del proceso de creación artística, del vacío que sentían después de haber escrito una canción o una novela. De pronto ella le pide escribir un poema. Sale de la sala, para que él escriba. Luego, al finalizar, pregunta Clarice: “¿Qué es el amor para ti?”, “no sé definir” balbucea Chico”, “ni yo”, contesta ella. 

    “¿Si tú no cantases, serías una persona triste?”, le pregunta a Elis Regina indagando sobre el sentido mismo de su existencia, y Elis afirma reiteradamente que el único sentido de su vida es el canto. ¿Qué sientes al enfrentar al público, seguridad o inquietud?”. “Inquietud”, dice rápidamente Elis, confesando que se siente profundamente inquieta frente a las personas que las están oyendo. En ese entonces Elis tenía 23 o 24 años y al igual que Chico o Tom ya era toda una estrella de la música brasileña del siglo XX. “Cuando tú estás en casa y pones un disco en la vitrola, ¿quién canta en ese disco?, Frank Sinatra, responde rápidamente Elis. 

    A Vinicius, al maestro Vinicius de Moraes, le confiesa que ama su poesía. “Yo amo el amor de verdad, por ese amor yo comprendo la suma de todos los amores” le dice Vinicius, con una voz envolvente que la hipnotiza como ella lo hace con los demás, como si se trataran de las presas de una bella felina. “¿Vinicius, tú amas realmente alguien en la vida?”. “Cuál es la artista de cine que tú amarías? Marilyn Monroe, dice Vinicius. ¿Y sobre su música? “No hablo como músico, sino como poeta, no separo la poesía que está en los libros de la que está en las canciones”. 

    Así siguen los posibles diálogos con Clarice, el que tuvo con Jorge Amado a quien fue a visitar a su casa de Bahía y habló con él con el respeto de una discípula. Y la entrevista a Neruda, que en realidad no fue un encuentro, pues él le pidió ver las preguntas y al día siguiente se las entregó escritas. Y Jorge Amado le dice “Todos los personajes tienen un poco del autor, ¿no es así Clarice?, “Es así”, acepta ella.

     

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