“Un juguete de las influencias”
Un coloquio de escritores sobre su extensa producción literaria, la puesta en escena de una obra de teatro basada en una de sus más célebres novelas y música de su autoría compuesta por él son parte del homenaje que el viernes 15 de diciembre tendrá lugar en el salón principal del Centro Simón
Un coloquio de escritores sobre su extensa producción literaria, la puesta en escena de una obra de teatro basada en una de sus más célebres novelas y música de su autoría compuesta por él son parte del homenaje que el viernes 15 de diciembre tendrá lugar en el salón principal del Centro Simón I. Patiño
Tiene casi 74 años, pero los ojos de Ramón Rocha Monroy brillan como los de un niño que está decubriendo el mundo, dispuesto a asombrarse sin inhibiciones y feliz de asombrar a su interlocutor, sin pretenderlo. Hace 48 años que ha escrito el primero de sus 60 libros publicados —tiene 15 inéditos —, y recibido, también, el primero de múltiples premios por sus obras. Nada eso envanece a este abogado, escritor, periodista, político y cronista de la ciudad.
- ¿De dónde te viene el impulso de escribir?
Yo creo que... es una inspiración. Pese a que la palabra está devaluada. Pero... no sé, pues, empiezo a escribir y punto. Por ejemplo, el otro día se me ha ocurrido un nuevo argumento. Ya sería el número 16. Y no lo he empezado todavía. Pero cualquier día me va a atacar de nuevo y voy a escribir. Estoy pensando. Mientras tanto estoy acumulando. Dicen que lo que se sueña y lo que se repite es muy interesante. O sea que los verdaderos temas te persiguen, te acompañan. Los verdaderos temas, ¿no? Aunque te hayas olvidado. Por eso me río de los que toman apuntes. Como si no confiaran en su musa, ¿no? No confían en su cabeza.
Y entonces... El verdadero tema te persigue. Y al final tienes que escribirlo para librarte de él.
-¿Eres un trabajador encarnizado?
Ya lo creo que sí. Como prueba de ello, tengo 60 libros. Pero además es una obra periodística grande. Porque durante 30 años he estado trabajando en Los Tiempos.
¿Cómo es escribir una columna diaria durante 30 años? ¿Cuál es la diferencia entre ese ejercicio y el de un escritor literario?
¿Sabes qué pasa? Ambos tienen el mismo ingrediente.
Yo creo que una experiencia muy interesante ha sido el periodismo porque eso me ha obligado a no escribir para una capilla para unos editores, para unos críticos sino para el pueblo en general. Y me ha dado algunos trucos, me ha otorgado mayor sencillez.
Y es que uno se fija en la vida cotidiana. En aquello que no atrae a la gente. Y sin embargo debería atraerla. Por ejemplo, un mendigo que pasa. Una voz en un micro, un ama de casa, etc. Ya es suficiente. Eso es lo que consulto. Tanto para mi obra periodística como para mi obra literaria. Y lo que no se ve es lo que debería tener más importancia. Lo que se ignora, lo que no llama la atención. Normalmente la gente anda con los cincos sentidos cerrados. O sea, no escucha nada. Por ejemplo, sube al micro y dice huevadas. Y no escucha más.
Hay que prestar oído porque es bien interesante lo que dicen, por ejemplo, en La Paz dicen: “vacío está, harta gente no ha venido”.
Debo decirte también que el término de una novela es un alumbramiento terrible porque uno ha puesto su corazón su hígado, sus riñones todas sus vísceras en ese producto.
Y entonces te agota terriblemente eso dura más o menos un mes después de un mes vuelves a la carga.
Al principio no quieres ni leer nada, estás molesto de haber escrito. Pero poco a poco vas volviendo, vas volviendo y punto es una tarea de nunca acabar.
El escribir es una tarea de nunca acabar yo creo que cuando muera voy a tener algunos proyectos que no he podido cumplir y algunas obras que he dejado a medias, pero voy a seguir escribiendo porque es una compulsión muy natural constante, qué vas a hacer.
- ¿Para quién escribes?
Escribo para mí, yo creo que escribo para mí, si les gusta a mis lectores, bueno, está bien, pero de todas maneras escribo para mí.
- Y la lectura, ¿alguna vez dejas de leer aparte de cuando duermes?
No, constantemente leo y además cuando duermo y sueño, estoy soñando literatura, constantemente. Estoy leyendo ahora un libro de Nabokov, pero antes he leído a otros escritores, por ejemplo a Leopoldo Marechal (argentino), he leído a Boris Vian (francés), he leído a casi todos los europeos.
Parecería que no me atraen los latinoamericanos, pero si te fijas con calma, hay un montón y la vida no te alcanzaría para conocer toda su obra, es impresionante América Latina, pero todos estamos europeizados y nuestra educación está programada de un modo eurocéntrico, es más importante si hablas inglés, francés, si conoces literatura europea o norteamericana.
Pero si conoces un poco de América Latina, eres preracional, precapitalista, folclórico, hay una serie de epítetos malos. Y lo peor es que en Europa y en Estados Unidos nos ningunean, no nos toman en serio, eso es bien grave. Lo mismo Marx, Engels, Hegel, todos son europeos, Marx era alemán, Hegel era alemán también, los franceses Louis Althusser, Derrida, Vattimo, Vattimo era italiano, pero muchos otros, como Étienne Balibar, si los conoces eres muy culto, y si no los conoces, ¿qué clase de bicho es este, que no los conoce?, dicen, claro.
- ¿Tienes un escritor favorito?
Sin duda, es Julio Cortazar y también Boris Vian de quien he leído La espuma de los días, en la traducción argentina. La espuma de los días es una obra que me ha sobrecogido me ha maravillado, en cambio la película, no porque tiene el espíritu francés y es muy liviana, muy cojuda
Es una maravilla ese libro, lo he leído muchas veces y me influye bien harto, por ejemplo, en El run run de la calavera.
Hay gente que piensa que El run run de la Calavera es una obra de Todos Santos y punto, pero tiene múltiples influencias como tengo yo. Yo tengo múltiples influencias es una cosa bárbara. ¿Qué soy yo? Soy un juguete de las influencias de toda clase y entonces uno de las principales es ese libro de Boris Vian.
¿Tus libros se encuentran en Amazon?
No, eso me falta, explorar el internet y la edición digital, lo que pasa es que una escritora cochabambina pero que vive en La Paz me dice ¿y por qué no intentas escribir en el exterior? le digo yo no tengo ningún interés en el exterior, me interesa solamente el interior, o sea con ser un escritor boliviano ya estoy contento y me dice, ella ha sido traducida al francés al portugués etcétera y sin embargo aquí no la conocían y me dijo ¿no tienes alguna relación con Quipus? claro el dueño se llama Pedro Camacho, es un gran amigo.
¡Qué efecto ha tenido la tecnología en tu vida? Hay gente que rechaza utilizar Kindle, por ejemplo.
Yo creo que más que todo tienen afecto a los libros y no a la lectura. El Kindle ha multiplicado mi lectura por 100. Tengo en mi aparato alrededor de 60.000 libros y no ocupa tanto espacio como los libros físicos.
Has dicho que te faltan lectores ¿Y no crees que es el mal de todos los escritores?
Claro, 100%. En Cochabamba al menos. Y en Bolivia en general. La última vez que he presentado un libro mío, una biografía de Sucre, solo estábamos el editor, yo, el guardia y el portero. Nadie más. Y el editor me dice, invertiremos el orden, tomaremos el vinito. Y aparece un tipo más elegante que nosotros y nos trae en bandeja un montón de copas de vino. Empezamos a tomar, y la sala se ha llenado. Se ha llenado para tomar vino. Entonces hemos invertido el orden y hemos salvado la situación. Pero originalmente era el portero y el policía como público, el editor y yo.