La nueva portada de "Lolita" y su importancia

La joven poeta y escritora sucrense Maciel F. Mendizábal revisita la obra maestra de Nabokov desde una perspectiva diferente

La nueva portada de "Lolita" y su importancia

La nueva portada de "Lolita" y su importancia

La nueva portada de "Lolita" y su importancia

La nueva portada de "Lolita" y su importancia


    Maciel F. Mendizábal
    Puño y Letra / 14/02/2024 12:49

    "No oigas a nadie, que no soy tan cruel...

    Y ni se te ocurra crecer" 

    - Lolita (2010), Onda Vaga

     

    Al hablar sobre la portada actual de este clásico, podemos decir, en pocas palabras, que estéticamente es algo simple, pulcro y, sobre todo, es una portada más adecuada para esta novela, pero, ¿por qué? Creo que es muy importante hacer una reflexión sobre un cambio tan "simple" pero que ha tomado décadas en hacerse con las intenciones correctas.

    Empezando por algo muy importante: Las primeras ediciones de "Lolita" (que apenas pudo ser publicada después de ser censurada muchas veces, pero lamentablemente contrario a los deseos del autor, Vladimir Nabokov, fue catalogada como "novela erótica") fueron publicadas simplemente con el nombre de la novela y autor, como originalmente quiso Nabokov. Una portada sencilla, en un fondo verde. Tratando de demostrar la seriedad con la que debía leerse la novela.

    Cuando la novela empezó a popularizarse a partir del lanzamiento de la película adaptada a la novela, dirigida por Stanley Kubrick, sacaron la versión más popular de las ediciones. 

    En esta portada vemos a la protagonista de la película rodada en 1962, Sue Lyon, fotografiada para la propaganda de la película. Una película que se grabó a pesar de que se ignoró por completo el trabajo del autor de la novela al adaptar el guion para cine. Aunque Kubrick dijo que era el mejor guion que había leído en su vida.

    ¿Qué es lo que obtuvimos de esa basura de película sensacionalista?

    Pues si bien Kubrick ha sido mencionado como uno de los mejores directores de cine, el tráiler que hizo para la película de Lolita, empezaba con voces diciendo incrédulas: "¡¿Cómo se atrevieron a hacer una película sobre Lolita?!" 

    Haciendo hincapié en lo audaz que él supuestamente habría sido al grabar una película tan rotundamente ridícula. Realmente una vergüenza y una gran mancha que todos ignoran al hablar de este personaje.

    En fin, Kubrick hizo lo que quiso con el guion, contratando a una menor de edad para hacer el papel de la protagonista y sometiéndola a una explotación y exposición innecesarias. Y ya que la propaganda de este filme estaba por todos lados, resaltando una supuesta "estética Lolita", surgieron nuevos motivos absurdos para sexualizar a las menores de edad, llamándolas "nínfulas" tratando de definir a una "pre adolescente sexualmente activa".

    Y empezó el "boom".

    Revistas, prendas de vestir, gafas con su peculiar forma de corazón. Una erotización burda de la infancia. 

    La portada anterior, como ya mencioné, muestra a una falsa e idealizada Lolita con aquellas gafas, mientras chupa una piruleta, con una mirada provocativa, muy contraria a la Lolita real retratada en la novela. Si cualquier persona con dos dedos de frente la lee entiende que en realidad una niña no se maquillaría ni se vestiría así, tengamos en cuenta que la narración manipula nuestra empatía y nuestra forma de ver el amor, ya que la leemos desde los ojos del monstruo; no olvidemos que se trataba de una pequeña niña de 12 años. 

    En una entrevista con Bernard Pivot (1975), Nabokov dijo y aclaró ante todos:

    "Lolita no es una niña perversa, es una pobre niña que corrompen y cuyos sentidos nunca se llegan a despertar bajo las caricias del inmundo señor Humbert...

    Es el problema de la degradación del personaje de la "nínfula" (que yo creé en 1955), que ha sufrido entre el gran público. No sólo la perversidad de la pobre criatura fue grotescamente exagerada, sino el aspecto físico, la edad... 

    ...Todo fue modificado por ilustraciones en publicaciones de personas extranjeras."

    En aquella entrevista Vladimir hacía una crítica a la "burda y asquerosa" representación de Lolita, refiriéndose a modelos de más de 20 años en revistas para adultos, siendo ellas catalogadas como "Lolitas". En específico también habló sobre las cubiertas de las traducciones turcas y árabes. Repitiendo al final, que la joven de contornos opulentos y de melena rubia no existe ya que es una niña de apenas 12 años con un abismo de diferencia de edad con aquél depredador sexual.

    Recalcando que sólo los imbéciles y estúpidos que no leyeron la novela tienen en la imaginación este retrato.

    "Lolita, la nínfula, sólo existe a través de la obsesión que destruye a Humbert.

    ...Este es un aspecto esencial de un libro singular que ha sido falseado por una popularidad artificiosa"

    Al rededor del mundo no existen razones lo suficientemente coherentes para obligar a niñas a casarse, a tratar de simular una madurez que claramente no tienen. No es un secreto que la infancia corre peligro constantemente, incluso hoy en día es retratada aún esa parafilia, sexualizando a modelos que apenas tienen esbozos de un desarrollo corporal.

    La nueva portada, creo yo, haría honor a los verdaderos valores del autor, que ha sido malinterpretado constantemente. Esta imagen realizada por la ilustradora coreana Henna Kim, trata de mostrar a través de un simbolismo a una víctima de abuso sexual, la verdadera experiencia que están tratando de narrarnos, no la de un romance trillado entre una niña y un adulto.

    Creo, profundamente, que esto puede significar un cambio en nuestra sociedad, en el que se deje de romantizar, sexualizar y normalizar el abuso. Un mundo en el que las niñas dejen de ser objeto de deseo haciéndolas presas de malinterpretaciones que sólo pueden darse a lugar a través de los ojos de un monstruo.

    Y no podría estar más agradecida por ello. Porque no podría describir lo importante que es esta novela para mí, la cual leí a mis 15 o 16 años, tratando de hallar algo que había perdido. Esta lectura marcó una etapa en mi vida, una etapa bastante obscura y petrificante, ya que lidiaba con la depresión y el estrés postraumático de un abuso.

    Más allá de las ideas que la gente estúpida e ignorante puede tener sobre este libro, me ayudó a verme de una forma real, al ser consciente de la perspectiva del narrador. A entender quién era yo en esa situación, a ver con claridad un hecho importante: yo era sólo una niña, la imagen funesta y erótica de mi persona era suya. Y creo que es un aspecto principal para que la gente que no ha leído esta novela la entienda de una forma más humana. Como aquellas que fuimos niñas.

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