UN LIBRO SOBRE LAS 1001 NOCHES
Heberto Arduz nos envía un texto sobre ese libro de libros que es Las mil y una noches
Entre los libros de antigua data que me fue dado leer recientemente está el Estudio literario-crítico de las Mil y una noches, de la autoría del español Rafael Cansinos Assens. Escritor, poeta, ensayista, novelista, crítico literario y traductor, perteneciente al movimiento denominado ultraísta. Hombre culto, considerado un verdadero sabio, hablaba varios idiomas y fue un hebraísta, es decir experto en estudios relativos a la cultura hebrea.
Quién no ha escuchado, en algún momento de su vida, algo sobre esta legendaria obra que aglutina a más de un millar de cuentos? Según se comenta es la historia de Scherezada y el sultán Schariar, y éste, después de haber conocido situaciones de infidelidad de algunas mujeres, asesinó a una tras otra pasada la noche de la boda y Scherezada, para librarse de la muerte segura, relata en las noches un cuento tradicional del medio Oriente y logra fascinar la atención de su esposo. Se supone que esta habilidad natural para la narrativa representó salvar la vida de las mujeres del reino.
Pues bien, en el trabajo crítico del autor sevillano, a la cuentista la denomina Schahrasad la persa, siendo más eufónico el nombre de Scherezada que lo emplean otros escritores. En sus páginas se lee: “Las mil y una noches no son un libro, sino un libro de libros, y no son tampoco obra de un solo autor, sino de múltiples autores, de gustos e ideas muy diferentes”.
En la disección crítica que realiza el escritor sostiene que por la vía intuitiva se llega a la conclusión de que: “Las mil y una noches son la obra común de tres pueblos –hindú, persa y árabe--, sin olvidar la parte de los judíos, esos hombres ubicuos”. Y en medio de sus apreciaciones asegura que todo lo fabuloso del libro procede de la India, así como que el paisaje y la misma atmósfera son hindúes.
Rafael Cansinos, hilando delgado, asevera que dentro de la literatura oriental no se cultiva la ironía (“en que fueron maestros los griegos”) ni el humor, no obstante que: “El humorismo marca el más alto grado de evolución y madurez en el hombre”.
Tales caracterizaciones previas denotan la importancia de este libro que apasionó y apasiona –aún en nuestros días-- a numerosas generaciones de lectores esparcidos por toda la superficie del planeta. Todo empezó, siglos atrás, por la tradición oral en Oriente que difundía muchos de esos cuentos, como Aladino y la lámpara maravillosa y Alí Babá y los cuarenta ladrones, extendiéndose a través de los siglos por todo el mundo. Sin ir lejos recuerdo de niño haber conocido de oídas esos dos cuentos en Tarija; formando parte del imaginario popular.
Por ello mismo el autor del estudio bibliográfico considera que el valor poético del libro se encuentra por encima de las fluctuaciones de la moda. El periodo de la elaboración de los cuentos, supone el autor, abarca del siglo X al XVI.
No me resisto a seguir transcribiendo conceptos: “Las mil y una noches llegan a España con un siglo de retraso, en la segunda mitad del siglo XIX, en la valija romántica en que vienen Los miserables, de Hugo; Los misterios de París, de Sue; las Memorias de ultratumba, de Chateaubriand, y las Meditaciones de Lamartine, anacrónicamente mezcladas con el Fausto de Goethe, y el Don Juan, de Byron”. Y añade Rafael Cansinos: “llegaron también a Europa Las mil y una noches, sin nombre ni paternidad, antes de que el orientalista francés Antonio Galland se las diese a conocer, traducidas, a sus compatriotas en el siglo XVIII”. En el año 1704 publica la primera parte de aquel antiquísimo manuscrito que adquirió en un viaje a Siria y que él tradujo del idioma árabe al francés; habiendo provocado una verdadera sensación en París y sus círculos avanzados de escritores dedicados a la difusión de la cultura literaria.
Las sucesivas ediciones asumen las más diversas formas, según la traducción, y fragmentariamente fueron hechas para niños y gente joven, así como empresas grandes imprimieron todos los cuentos en varios volúmenes. Tal es la situación de Editorial Aguilar, que a partir de 1954 publicó en tres tomos la obra y continuamente fue reeditando en otras colecciones.
En tal sentido, Cansinos resume su criterio: “Son libros tan enormes y desmesurados, tan llenos están de humanidad, que hacen olvidar autor y origen y parecen compuestos --y así es en realidad—por la humanidad toda, en una colaboración maravillosa, presidida por el genio mismo de la especie”. Caso excepcionalmente realizado, tal vez podría compararse con la Biblia por su contenido de variada época y numerosos autores que se invisibilizan.
Esta última cita para cerrar el comentario, plagado de palabras entrecomilladas tomadas del crítico español: “En tales libros lo de menos es el detalle del escritor que les da nombre y que, en el fondo, no pasa de ser un nuevo escriba, pues son libros que existieron antes de la letra y el libro, de igual modo que la vida existió antes de la historia”.
Fue tarea muy grata enfrascarme en la lectura de esta admirable obra ilustrativa, que desmenuza de manera magistral el contenido de Las mil y una noches mediante análisis desde los más diversos enfoques de fondo y forma. Para tener una idea, basta señalar algunos de los temas consignados en el Indice: El origen remoto de Las mil y una noches, La interpretación esotérica, Proceso de arabización, Lengua y estilo, Unidad y variedad de la obra, Geografía mítica, La paradoja de los genios, Las traducciones españolas, en fin, una visión totalizadora del libro.