Ida Vitale: lecciones de lectura de una poeta

En La ley de Heisenberg, la poeta uruguaya –Premio Cervantes 2018– repasa sus lecturas más significativas y delinea un sencillo y convincente programa estético.

Ida Vitale: lecciones de lectura de una poeta Ida Vitale: lecciones de lectura de una poeta

Osvaldo Aguirre
Puño y Letra / 02/07/2025 00:57

El principio de incertidumbre de Heisenberg afirma la imposibilidad de determinar simultáneamente y con precisión arbitraria determinados pares de variables físicas, como la posición y el momento lineal de un objeto dado. Ida Vitale (Montevideo, 1923) extiende ese concepto de la mecánica cuántica para titular un libro que recopila artículos publicados entre 1962 y 2018, incluyendo uno recuperado de una copia dactilografiada, fragmentos de conferencias pronunciadas en una residencia de estudiantes y al recibir el Premio Cervantes. No explica por qué, y esa omisión puede indicar algo importante de su forma de comprender la práctica de la lectura y empezar la protesta “contra el exceso de andadores que se les ofrece a los jóvenes de hoy” al momento de leer.

Vitale trama una historia de las lecturas que formaron su pensamiento y su visión del mundo asociada con la historia familiar. En “Origen”, el texto que abre el libro, evoca la escena fundante de su genealogía: el viaje del abuelo paterno desde Sicilia hasta Uruguay, donde se radicó. “Abogado y culto”, como lo retrata en otro artículo, el abuelo llegó “acompañado por Homero, en edición bilingüe greco-latina, junto con el espíritu garibaldino que un día yo sentiría presente en la familia, constituyéndose en un héroe casi doméstico”. Esa figura volvió a hacerse presente en 1974, cuando Vitale debió irse a México ante la dictadura instalada en Uruguay y sintió que recibía de su antepasado “la antorcha del exilio”.

Los libros surgieron antes y al margen de la escuela, porque la casa tenía bibliotecas (en plural). Las primeras lecturas son hitos en la biografía de Vitale, recuerdos felices: El prodigioso viaje de Nils Holgersson, de Selma Lagerlof, la impulsó a tener una biblioteca propia y le enseñó que “las fronteras son un artificio que la cultura debe corroer y no ahondar”, algo en lo que insiste; una compilación de novelas de Julio Verne, recibida a los 11 años, perdura como el mejor regalo de su vida; Guerra y paz, de Tolstoi, leído por primera vez a los 12, siguió al alcance de la mano. También están Corazón, de Edmundo de Amicis, Carlo Goldoni expurgado por un tío de pasajes inconvenientes para una niña, y Genoveva de Brabante, obsequiado por una amiga de la familia con tendencia al melodrama. En ese recorrido se consolida una práctica: “Leer en el trapecio y sin red”.

Las reflexiones sobre la poesía son otro aspecto en común entre los artículos. Vitale remonta su interés por la poesía a un “error pedagógico”, cuando una maestra de buena voluntad le dio a leer un poema de Gabriela Mistral que no entendió. Esa extrañeza resulta finalmente iluminadora porque es la experiencia inicial de la dificultad de la poesía y de aspectos de la escritura que luego profundiza en relación con la lengua cotidiana, la relación con el lector, el concepto de comunicación y la idea de Mallarmé sobre la purificación de “las palabras de la tribu”, que encuentra degradada por el imperativo de la comprensión inmediata.

Vitale cuestiona con ironía el reclamo de comunicación que, según resalta, pasa por alto el empobrecimiento del lenguaje cotidiano. “Cada vez más, quien respete el lenguaje tendrá que sentirse agredido por el empleo que de él se hace. Ya no se trata de descuido sino de deliberada confusión, de manejo ambiguo”, escribe en 1978, y la observación tiene plena vigencia. En contraste, hablar de poesía “es como tratar de encajar un círculo en un cuadrado”, pero la misma dificultad es un desafío y a la vez la revelación de una especie de misterio que considera definitorio del arte poético.

La idea del poema como “imposición repentina del misterio” ordena reflexiones sobre la escritura poética y repone algo de la concepción sacerdotal del poeta con su nube de palabras asociada: servicio, oficio, ministerio, iniciación. “El misterio es un llamado a la participación del poeta en lo real y del lector en el poema”, afirma Vitale, y en ese sentido la tarea del escritor es “acompañar al misterio” y nunca reducir su complejidad ni hacer caso de lectores impacientes.

Otros artículos y conferencias abordan lecturas puntuales, desde la obra de Nicanor Parra y El cementerio marino, de Paul Valéry, traducido por Néstor Ibarra, a las novelas iniciales de César Aira y los poemas de Samuel Beckett. En un plano más anecdótico pero igualmente atractivo aparece el recuerdo de la amistad con Edgar Bayley y los desencuentros que siguieron: “Nos acompaña el fantasma de las conversaciones que no tuvimos”. La memoria contiene datos llamativos, por ejemplo que Bayley detestaba su verso más conocido (“es infinita esta riqueza abandonada”) y se ponía de mal humor cuando se lo citaban.

Vitale hace una lectura temprana (1963) de novelas de Sara Gallardo y, el mismo año, una valoración fuerte de Armonía Somers a propósito de la publicación de La calle del viento norte. Estos intereses remiten por otra parte a la ausencia de escritoras que había notado en los textos de la enseñanza escolar. Una falta que compensó la biblioteca familiar con libros de María Eugenia Vaz Ferreira y Delmira Agustini, a los que evoca en un recorrido por la tradición literaria que valora en Uruguay, abierta a la cultura universal y reactiva al nacionalismo.

“La ley de Heisenberg” es también el título de uno de los artículos, donde Ida Vitale asocia experiencias muy distintas en una biblioteca universitaria y en una librería de viejo que vendía los libros por peso. Tampoco explica por qué, pero a esa altura ya nos dijo que “la creación poética permanece como un gozoso misterio que se resiste a ser resuelto”. Y en el cierre del libro la gran escritora vuelve precisamente a la biblioteca familiar, el lugar de los secretos más preciados.

La ley de Heisenberg, Ida Vitale. Ampersand, 200 págs.

Etiquetas:
  • Ida Vitale
  • poeta
  • Compartir:

    También le puede interesar


    Lo más leido

    1
    2
    3
    4
    5
    1
    2
    3
    4
    5
    Suplementos


      ECOS


      Péndulo Político


      Mi Doctor