Entierran a Eva en medio de hondo llanto y críticas

En medio de llanto, impotencia e indignación, el cuerpo de la niña Eva Quino, de apenas 12 años, fue enterrado ayer, en el cementerio Prados de Ventilla, en El Alto; padecía epilepsia, y falleció por una desnutrición crónica.

Acompañados de su hermano mayor Alan, algunos vecinos, periodistas y funcionarios de la alcaldía de la ciudad de El Alto, los restos de la pequeña fueron trasladados desde la zona de Senkata, donde se hizo el velorio, hasta el cementerio. A lo largo del recorrido, el ataúd blanco de Eva resaltaba frente a la mirada de asombro de los vecinos. Mientras aquella dolorosa actividad se desarrollaba en El Alto, Lourdes Quino, la madre de Eva, brindaba una entrevista a un canal de televisión nacional desde una cama del hospital de Clínicas de La Paz.

"Yo ahora estoy bien. Pero ella (Eva) tomaba sus pastillas e igualmente le agarraba sus ataques. Ella sufría de epilepsia hace unos tres años. Ahora me quedo con cinco (hijos) y mi esposo también está en el hospital", afirmó Lourdes, quien mostró una leve mejoría en su salud. Agregó que hasta antes de su llegada al hospital, ya no podía ni caminar, pero ahora que tiene un poco más de fuerza, pide ayuda de la población.

"Yo quisiera que me ayuden con medicamentos, quiero que me apoyen, mi hijo (Alan) no más está caminando y no tengo nada de dinero. Apenas cinco pesos le di a mi hijo para que la entierre (a Eva) y mi dueño de casa dijo que iba a poner el ataúd", declaró entre lágrimas a la Red Uno. La noticia de este caso traspasó las fronteras, y es que la muerte de una niña por hambre y la pobreza extrema de su familia consternó a mucha gente.

La autopsia legal al cadáver determinó que la causa del deceso de la menor de edad fue “desnutrición extrema”, sumada a la epilepsia que padecía. El Gobierno anunció que construirá una vivienda para la familia.

Monseñor Aurelio Pesoa, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de La Paz y secretario de la Conferencia Episcopal Boliviana, expresó la tristeza que significó para la Iglesia Católica la muerte de la niña Eva. Para el prelado, esta situación muestra la indiferencia con la que está actuando la sociedad ante hechos que suceden, muchas veces, a la vista de todos.

"Este hecho no solamente es lamentable, las cosas no se solucionan con lamentos. Hasta dónde vamos perdiendo el sentido de la humanidad, tanto que ni los vecinos se percataron de esta situación", dijo Pesoa.

Alan: No teníamos qué comer, mis hermanos no estudian

“No teníamos qué comer y vivíamos sin dinero”, relató Alan Quino de 19 años, poco después de enterrar a su hermana Eva.

Alan no dio mayores detalles de la situación de los padres, pero afirmó que él se puso a trabajar como ayudante de albañil, pero el dinero no era suficiente, además que por su temprana edad, sus eventuales empleadores le ponían un sello de desconfianza y lo despedían del trabajo eventual.

El hermano confirmó que vivían de alquiler en una casa que fue vendida por el dueño y el nuevo propietario los desalojó porque el inmueble comprado iba a ser reconstruido. De ahí se trasladaron a otro lote ubicado en la Urbanización Juntuma del Distrito 8 y que también pertenece al primer dueño de casa.

Dijo que a consecuencia de la falta de dinero, todos sus hermanos Antonio (13), Serafina (7), Andrés (8) dejaron de ir a la escuela, pero su hermana Paola (3) se quedaba en casa con los padres.

“Ninguno de mis hermanos va a clases por falta de dinero. Yo he salido bachiller. Mi hermano que me sigue estaba en el colegio y lo dejó. Quisiera que terminen como yo”, declaró a los medios que asistieron al sepelio de Eva Quino.