El tráfico de sustancias controladas atrapa a jóvenes con necesidades económicas
Otro número representativo de personas que suele cometer delitos está relacionado con el tráfico de sustancias controladas. Hasta junio de este año en la cárcel de la calle final Bolívar estaban recluidas 56 personas...

Otro número representativo de personas que suele cometer delitos está relacionado con el tráfico de sustancias controladas. Hasta junio de este año en la cárcel de la calle final Bolívar estaban recluidas 56 personas, la mayoría de ellos jóvenes entre 20 y 30 años de edad. En este grupo, sólo cinco mujeres están detenidas por este delito.
La jueza Ximena Mendizábal explica el motivo para involucrarse con este tipo de delito: “Es económico, es dinero fácil”. Para los grandes narcotraficantes representa millones mientras que para los microtraficantes es dinero que sólo cubre sus necesidades básicas de sobrevivencia.
En su experiencia conoció casos en los que la familia se quedó sin padre o madre; cuando los hijos quedan abandonados o huérfanos a causa de la partida de uno de los dos o de los dos, el hermano mayor es quien asume la responsabilidad de sus hermanos y se dedica a esta actividad ilícita para dar de comer a su familia.
Reconoce también que hay otras personas que lo hacen por vicio porque es con la venta de las sustancias controladas que logran solventar los gastos de su drogodependencia.
Informa que la mayoría de las personas que caen por la venta ilegal de drogas son estudiantes que manejan gramos en sobres de papel para la venta.
En Sucre, gran parte de los casos están relacionados con la venta de marihuana y casos contados de cocaína. Mendizábal dice que pocas veces se decomisa grandes cantidades y no hay ni rastros de grandes narcotraficantes.
El presidente de los Privados de Libertad de la cárcel San Roque, Vidal Cruz, corrobora esta situación y manifiesta que en San Roque no están detenidos “pesos pesados”, sólo los “burritos”.
Cruz contó que sorprende la facilidad y la rapidez con la que los jóvenes involucrados en estos delitos aceptan los castigos con privaciones de libertad de siete a diez años. Los datos de detenidos del Juzgado de Ejecución Penal de la Capital corroboran de alguna manera lo afirmado: de 42 personas detenidas, 14 tienen sentencia mientras que 28 esperan detenidos preventivamente. Se trata de una cifra baja, pero relativamente mayor con relación a otros delitos.
El representante de los privados de libertad asegura que los jóvenes sostienen juicios relativamente cortos de tiempo porque tienen la esperanza de acogerse a alguna forma de indulto que anualmente decreta el presidente Evo Morales, con la finalidad de descongestionar el hacinamiento de las cárceles.
A decir de Cruz, otro aspecto que llama la atención es que las personas que recobraron su libertad por cumplimiento de la pena, por beneficios por el tiempo cumplido en prisión o por indulto no vuelven a reincidir. Al parecer, el encierro les hace recapacitar, sostiene.
Respecto a este grupo de personas, manifiesta que viven en mejores condiciones que los demás porque tienen alimento y ropa extra, y tienen asistencia de abogados porque sus “jefes” no les abandonan.