Mujer víctima se siente huérfana de la justicia
El agresor y su madre presentaron dos denuncias en contra de su esposa y sus padres por agresión
Jessica Ortega Rosas es una joven recién casada que busca garantías jurídicas para ella y su familia; hace un mes casi fue asesinada por su flamante esposo en Tarija. Se siente sola y desamparada por las instancias judiciales. Es víctima de maltrato físico y discriminación.
Denunció el hecho en dos estaciones policiales de esa ciudad y en un Servicio Legal Integral Municipal (SLIM), pero hasta ahora no hay ningún avance, mientras tanto el agresor camina campante en la tierra andaluza.
Jessica nació en Potosí pero radicó en Sucre gran parte de su vida y hace un año se fue a vivir a Tarija por motivos laborales; es licenciada en Farmacia.
Conoció a su esposo, Pablo Viaña Daza, de 29 años, DJ de ocupación, el mismo día que llegó a Tarija. Después de llevar un tiempo como amigos se volvieron novios. “La forma como me trataba y los detalles que tenía conmigo me enamoraron, me trataba como reina”, relató.
Meses después, en junio de 2017 se comprometieron para casarse. En una ocasión, cuando fueron a bailar a una discoteca Viaña se puso celoso de sus amigos y cuando estuvo a solas con ella le propinó dos lapos en el rostro.
Jessica terminó esa relación, no obstante el hombre la convenció de continuar juntos, pidió perdón y dijo que nunca más le agrediría. Ella como estaba enamorada volvió con él.
Sin embargo, la madre de Viaña, Ruth Daza Mamani, no estaba de acuerdo con esa relación, quería que su hijo vuelva con su anterior pareja, detestaba a Jessica y siempre fue motivo de discordia para esa relación, según las palabras de Jessica.
Aun así, viajó junto con su esposo y su hijo hasta Culpina, donde trabaja el padre de Yessica para pedir su mano.
LA BODA
De esta forma, la boda se celebró el sábado 3 de marzo en lo civil y religioso. El primer día la organización de la fiesta estuvo a cargo de Viaña, sus padres no intervinieron en nada y el domingo en manos de los padres de Jessica.
El sábado Jessica le pidió a su suegra que le acompañe al baño para que le ayude con su vestido de novia. Estando ahí, la mujer aprovechó para insultarle y ofenderle diciendo que nunca estuvo de acuerdo con la boda y que haría todo para que se divorcien. Escupió en su vestido y salió.
Jessica disimuló delante de los invitados y continuó en la fiesta. La familia de la novia fue totalmente ignorada por la del novio.
Al día siguiente, según Jessica, fue uno de los peores días de su vida, sólo asistieron al almuerzo Viaña, los invitados, padrinos de la boda civil y religiosa y sus progenitores.
DISCRIMINACIÓN
Alrededor de las 18:00 recién se presentó toda la familia de Viaña, armaron un escándalo de gran magnitud frente a todos los invitados que fueron testigos del hecho, insultando con fuertes improperios y discriminando a los padres de Jessica, a la que en todo momento le decían campesina.
Mientras tanto Viaña se quedó parado “como un muñeco” viendo todo lo que su familia hacía a sus suegros. Llegaron incluso a sacar a empujones al padre de Jessica que tiene varios problemas de salud.
“Hasta hora no sé por qué hicieron todo eso, no entiendo ¿Tal vez porque ocupé el lugar de su anterior pareja o porque soy de Potosí?", pregunta con lágrimas en los ojos.
Esa noche, cuando Jessica se quedó a solas con su esposo hablaron y Viaña le dijo que se irían a Sucre porque su familia haría todo para que se divorcien. “Yo no quiero divorciarme, quiero estar con vos, yo te amo”, le dijo.
LA AGRESIÓN
Sin embargo, el lunes por la tarde Viaña acudió a una parrillada a convocatoria de su familia, ignorando la petición de su esposa de que no vaya.
Mientras tanto, los padres de Jessica con el corazón destrozado por todo lo vivido y con la incertidumbre de no saber qué sería de su hija alistaron sus cosas para retornar a Sucre.
Alrededor de las 20:00, justo cuando la pareja se fue llegó Viaña. Empezó a reclamar a Jessica por el supuesto mal trato que toda su familia habría recibido y porque no se les habría atendido como merecían.
Le reclamó de la comida y comenzó a agredirla verbal y físicamente. La desnudó con la intención de violarla y como no se dejó la golpeó brutalmente con patadas y puñetes, especialmente en la cabeza. Ella se cubría el rostro porque es operada de la vista.
Entonces, sacó un estilete y le dijo: “¿Te crees muy bonita no?, Te deformaré tu cara”. Cuando estaba a punto de hacerlo tocaron la puerta, eran sus padres que habían dejado olvidado un celular. “Todos me dicen que es obra de Dios porque justo en ese momento estaba por cortarme la cara”, recordó.
Ella salió corriendo y él escapó descalzo en corto y polera. Sus padres quedaron aterrados al ver las condiciones en las que estaba su hija que entró en estado de shock.
LA ODISEA
De inmediato fueron a denunciar el hecho a la Estación Policial Integral (EPI) más cercana, donde una cabo les negó la atención arguyendo estar ocupada en otro caso.
Al día siguiente fueron a la EPI Los Chapacos. Ahí, después de haber declarado más de tres horas, le dijeron que no pertenecía a su zona y debía ir a la EPI Lourdes.
Ahí, otra vez tuvo que repetir su declaración, luego le remitieron al Servicio Legal Integral Municipal (SLIM), donde fue atendida por la doctora Zuleyka Huici.
Por la tarde se sometió a una revisión médico forense. Curiosamente, pese a todas las magulladuras que tenía sólo le dieron cuatro días de impedimento, pero, a su agresor, que también presentó una denuncia por agresión en contra suya y de sus padres, le dieron cinco.
“Hasta ahora no puedo dormir del lado derecho, toda mi espalda estaba llena de hematomas, mi cara hinchada, mi cabeza intocable, llena de chichones”, detalló.
EL AGRESOR, LA VÍCTIMA
Jessica tiene dos demandas de agresión en su contra, una de parte de su suegra y la otra de Viaña. Ambas dicen que la joven junto con sus padres agredieron físicamente a Viaña.
“Tuve que escapar de Tarija. Quiero justicia y medidas de protección para mí y mis padres, todo el tiempo nos amenazan, con una serie de insultos discriminativos. La doctora Huici presentó tres memoriales dirigidos a la Fiscalía pidiendo medidas de protección y no hay ninguna respuesta. Siento que mi vida peligra”, confesó llorando.
Asimismo, reveló que permanentemente recibe llamadas y mensajes por Whatsaap no solo de su suegra, sino también de su hermana María Daza Mamani, ex policía que mientras estuvo en Tarija le acosaba y a su abogada, persiguiéndolas en su vehículo. “Yo les tengo pánico son capaces de hacer todo lo peor”, dijo.
Jessica, aconseja a las mujeres que se pongan fuertes y no se dejen maltratar física ni verbalmente por ningún hombre. Que antes de relacionarse con alguien lo conozcan a profundidad, al igual que a su familia.
“No quiero que ninguna mujer pase por lo que yo pasé. Asimismo, pido a las autoridades judiciales atender los casos con celeridad porque están de por medio vidas. ¿Si ellos no nos protegen quién lo hará?, pregunta.