18 privados de libertad se gradúan como bachilleres
Ahora quieren una profesión; afirman que la sociedad espera algo de ellos
Hace casi diez años Ovidio M. cometió un homicidio por el que ahora está pagando encarcelado en el penal San Roque. Tiene 30 años y un hijo de diez a quien considera su inspiración. Terminó el bachillerato como el mejor alumno del Centro de Educación Alternativa (CEA) San Roque con un promedio de 98 puntos. En el acto recibió su premio de Bs 1.000 que el Gobierno nacional otorgó a todos los mejores alumnos del país.
La justicia le dio 20 años de presidio por un crimen que perpetró alentado por “un impulso, una bronca”, que nació en medio del consumo de bebidas alcohólicas.
Está arrepentido y ahora ha cambiado de conducta. “Hay cambio en la conducta de las personas”, corroboró el delegado Jurídico del Pabellón 4 del penal San Roque.
La mañana de ayer, martes, el CEA San Roque clausuró la gestión escolar graduando a 18 bachilleres –una es mujer– y entregó certificados a 72 técnicos en los niveles básico, auxiliar y medio, informó su director Javier Hernán Pari.
Ovidio se inscribió al CEA en 2016 para hacer el curso de aplicado; continuó en 2017 con el curso complementario y en 2018, el especializado con el que se recibió como bachiller.
Obtuvo el puntaje más alto, 98 sobre 100. No es ningún regalo y eso lo llena de pleno orgullo, pues los profesores “son muy estrictos” y los delegados de área del Pabellón 4, especialmente de Estudio, son los que se encargan de motivar el estudio de 229 alumnos, se puso en antecedente.
El acto fue emotivo y algunos familiares acompañaron a los privados de libertad. Ovidio estuvo con su hermana mayor y eso le llenó de gran alegría. “Mi hermanita mayor vino a verme”, dijo. Después del acto, algunos bachilleres disfrutaron de un plato especial que sus familiares prepararon para festejar el acontecimiento.
Los 18 bachilleres ahora apuntan alto. Quieren seguir estudiando y abrazar una carrera profesional. La Universidad San Francisco Xavier les ofrece Agronomía, pero Ovidio quiere Derecho, aunque elegirá otra de no lograrlo.
Quiere hacerlo por él y su hijo, que es lo único que le da fuerzas. El Delegado Jurídico también explicó que es por una necesidad de reinsertarse a la sociedad.
El Director del CEA dijo que el estudio es una terapia ocupacional importante para los privados de libertad y una actividad de redención de la pena. La norma señala que por dos días de estudio, el presidiario recibe un día de libertad.
El incentivo da para contar los días y Ovidio no pierde la cuenta. Pronto cumplirá diez años de estar encerrado en una prisión, ingresó cuando tenía 20 y cree que está más cerca de completar los requisitos para solicitar la libertad condicional.
“La sociedad nos espera”, manifestó el Delegado Jurídico al precisar que en ese concepto se configura a hijos, madres, esposas y amigos, por lo que “debemos reflejar voluntad, ganas de seguir adelante y ganas de poder remediar las cosas”.
Superarse es cuestión de voluntad y disciplina; de ese tarea se encargan los delegados de área porque aquí “todos somos cuates, nadie se está cuidando las espaldas”, dijo el mejor alumno del CEA San Roque.
Recordó que de niño sólo completó la escuela, de adolescente no pudo ingresar al colegio por falta de recursos y se puso a trabajar para ganar su dinero. Le pareció importante disponer de sus propios recursos, pero eso también le llevó a cometer un crimen por la facilidad que tenía para comprar bebidas alcohólicas.
Siempre busca remediar el delito y por eso reflexionó a los jóvenes diciéndoles que no se dediquen “a los tragos” y resaltó que muchos de sus “compañeros están guardados por el alcohol”. “Cometí un crimen”, cerró.