Joven madre teme más agresiones de su pareja
Durante tres años, la mujer soportó más de diez ataques en la casa de sus suegros
La agarró de los cabellos para arrastrarla, alzó una botella de vidrio y la partió en su cabeza. El brutal ataque continuó: le propinó varios puñetes en la cara y la empujó contra una puerta con tal fuerza que ésta se rompió. Ella estaba en el piso y su agresor no se detuvo. Se le subió encima y agarrándola de los cabellos siguió con los golpes; incluso, le arañó la cara. Fue la última paliza que recibió una joven madre y que después de tres años de sufrimiento se atrevió a poner freno a su relación con su concubino.
Fue la agresión más brutal que sufrió de las más de diez que aguantó en el tiempo de su convivencia, en el que calló “por mantener una familia unida y por amor”, como señala la víctima, de tan sólo 20 años, en su declaración en la Policía.
En una oportunidad, el concubino la golpeó tan fuerte que le sacó un diente, pero ni aun así ella lo denunció, según el coordinador departamental del Servicio Plurinacional de Asistencia a la Víctima (SEPDAVI) Chuquisaca, Bladimir Bolívar.
La última agresión ocurrió el domingo pasado, en la casa del hermano de su concubino. Ese día, la joven fue a trabajar y retornó directamente a la vivienda de su cuñado; allí estaba la familia de su pareja consumiendo bebidas alcohólicas.
Le ofrecieron tomar algo y aceptó unas copas, pero de pronto comenzó la agresión sólo porque se sentó junto a un amigo de la familia.
Los parientes del agresor no hicieron nada para defender a la joven. Dejaron que la golpeara hasta quedar ensangrentada. “No fueron capaces de defenderme o agarrarle a su hijo”, continúa la madre en su declaración.
La víctima denunció que incluso la madre y familiares de su concubino se sumaron a la agresión. Cuando logró hacerse soltar, escapó. Fue a recoger a su hija del cuarto en el que estaba y se marchó a la casa de sus padres.
Esa vez tampoco contó su tragedia a nadie, pero, al verla ensangrentada, su hermana menor llamó a sus padres. En cuanto llegaron, dieron parte a la Policía.
Ya en la comisaría reveló más episodios de violencia. Contó que cuando estaba embarazada de tres meses, su concubino le dio un puntapié en el vientre con la intención de hacerla abortar.
“Siempre me golpeaba en la cara, en la cabeza y en mi cuerpo”, señala la víctima. “Ya no puedo aguantar más, por lo que pido protección a la justicia”.
El agresor fue aprehendido y el Ministerio Público lo imputó por la comisión del delito de violencia familiar; demandó su detención preventiva en la cárcel San Roque. El médico forense estableció diez días de impedimento para la víctima.
La audiencia de medidas cautelares se realizó el miércoles en el Juzgado 1º de Violencia Familiar y Anticorrupción del juez Gary Bracamonte, quien determinó medidas sustitutivas para el imputado.
La pareja vivía en la casa de los padres del hombre y, desde que fue golpeada, la joven no volvió más. Se fue a vivir con sus padres mientras que el agresor tiene un plazo de diez días para dejar su casa y buscar otro lugar, donde deberá cumplir la detención domiciliaria, informó Bolívar.
Pero la víctima teme por su vida, sobre todo por los ataques que podría sufrir de parte de su concubino y de los familiares de éste. La madre de él la denunció por violencia familiar, aduciendo que fue ella quien empezó a agredir a su hijo el domingo 17 de febrero.
La Coordinación del SEPDAVI Chuquisaca y el Ministerio Público no están conformes con la decisión del juez y, por ello, decidieron apelar. Consideran que la última agresión y el historial de violencia que soportó la joven son de extrema preocupación y que podría ser atacada en cualquier momento.