Encarcelan a un pastor por violencia familiar

El sujeto utilizaba sus manos y pies, mangueras y cinturones para agredir

Imagen referencial. Imagen referencial. Foto: internet

Sucre/CORREO DEL SUR
Seguridad / 01/12/2020 07:58

La vida de cuatro adolescentes y niños se tornó difícil desde que su madre decidió convivir con un pastor de una iglesia cristiana, quien en varias ocasiones los agredió física y psicológicamente, ocasionando que la mayor fugara de la casa y, después, otros dos hermanos. Hoy el imputado por el delito de violencia familiar se encuentra detenido preventivamente en la cárcel San Roque de Sucre.

La triste historia los cuatro hermanos se remonta a 2018, cuando la madre comenzó a convivir con el religioso, pero los menores de edad nunca se imaginaron que sus vidas irían a depender de un hombre violento, dijo el responsable de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia del Distrito 3 de Sucre, Paolo Romay.

CORREO DEL SUR hizo seguimiento a este caso desde el año pasado, pero se mantuvo expectante a que las acciones judiciales derivaran en algo concreto, pues se temía que el agresor, al ser alertado, se diera a la fuga.

LA DENUNCIA

En 2018, el hombre ya fue denunciado por violencia familiar y se acogió a una salida alternativa al proceso debido a que no tenía antecedentes penales. En esa ocasión, el pastor castigó a su hijastra de 12 años colocándole llajua en sus partes genitales.

Por un tiempo, pareció que la calma había llegado al hogar de los menores de edad, pero solo se trató de un espejismo, pues la hermana mayor, de 16 años de edad, escapó de la casa para evitar los maltratos, contó Romay.

En todo ese trajín, transcurrió un año lleno de agresiones en que los niños callaron e incluso, dos de ellos, escaparon de casa para ir en busca de su padre que vivía en Potosí. Allí, su progenitor que había constituido otra familia no tenía el suficiente dinero para mantenerlos y tuvieron que regresar.

LAS AGRESIONES

A principios de enero de 2020 no callaron más, hablaron y denunciaron hechos recientes que habían ocurrido el 24 y 26 de diciembre del año pasado, justo en medio de las celebraciones de Navidad.

El 24, según la denuncia de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia del Distrito 3, el padrastro llegó a la casa y al ver que los niños de 10 y 12 años estaban solos, propinó un puñete en la cara al de 10.

La tarde del 26, los dos niños estaban jugando con sus trompos en la casa, cuando el hombre llegó e increpó al de 12, diciéndole que ya estaba “viejo” para seguir jugando. A continuación, ese niño se retiró a su habitación.

Unos minutos después, el padrastro ingresó al cuarto y con la manguera de la cocina que la había desconectado empezó a pegarle en los brazos y la espalda. Fueron cinco golpes que se calcaron en su cuerpo, mientras le reprochaba que en vez de estar jugando debería estar leyendo.

Esos dramáticos relatos dieron pie para que los niños se animaran a contar más agresiones, como una que ocurrió en julio de 2019, cuando el niño de 12 años accidentalmente pisó el excremento del perro y por eso recibió una tunda con la manguera de la cocina a gas.

A partir de ese mes, las agresiones fueron continuas, con golpes de puño y patadas en los brazos, cara y piernas, dijo Romay.

Otro episodio de violencia que provocó que el caso se denunciara en la Defensoría de la Niñez y Adolescencia ocurrió el 26 de diciembre. El hombre, después de golpear al hermano de 12, volcó su irá contra el niño de 10, que estaba ordenando la cocina y con un cinturón lo golpeó varias veces en la espalda y las piernas.

La rememoración de ese ataque contra el hermano menor trajo el recuerdo de otro que padeció en julio de ese año, cuando el padrastro lo golpeó con un cinturón. Después narró las escenas de dolor que le tocó padecer cuando era golpeado por la pareja de su madre con un cinturón, cable o una manguera blanca.

EL EXTREMO

El pretexto para llegar a esos extremos siempre era que no hacían caso o que no ordenaban la casa. Mientras todo esto ocurría, el hombre continuaba asistiendo a su iglesia, a dar los sermones para que se amara al prójimo como Dios nos ama.

Empero, la brutalidad del hombre llegó a extremos y en ocasiones castigó al menor de los niños haciéndole chupar sus calzoncillos bajo el pretexto de que se había orinado y que estaba oliendo mal. En su declaración, el niño de 10 precisó que había veces en que se mojaba los pantalones con el agua que lavaba los platos.

A LA CÁRCEL

La denuncia se conoció en enero, pero fue recién en noviembre que hubo una acción efectiva contra el agresor, aunque antes se puso a buen recaudo a los niños, llevándolos a un centro de acogida, pues la madre ya no gozaba de confianza.

Finalmente, el Ministerio Público logró sentar al sospechoso en estrados judiciales y el pasado viernes se realizó la audiencia de medidas cautelares en la que el juez Gary Bracamonte, del Juzgado de Instrucción Anticorrupción y de Violencia Contra la Mujer N° 1 de Sucre, ordenó su detención preventiva en la cárcel San Roque.

Etiquetas:
  • violencia intrafamiliar
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