Hubo menos feminicidios pero la violencia no baja
El departamento está último en reportes de feminicidios, pero se sitúa en la mitad de la tabla en delitos en razón de género

Esta semana, la noticia de cuatro feminicidios en apenas tres días, los primeros del año, reactivó las alarmas. Chuquisaca no está entre los departamentos que reportó uno de estos casos y, de hecho, en 2022, registró dos feminicidios, la cifra más baja de todo el país, si no se cuenta Pando, que no tuvo ningún crimen de este tipo. En este departamento, los dos feminicidios constituyen además el número más bajo desde 2013, cuando también se registraron dos.
Estas cifras son indicadores importantes, pero no deben permitir bajar la guardia, según recuerdan activistas contra la violencia hacia la mujer.
“Una más, una menos, no cambia la situación de violencia estructural contra la mujer, basada en el sistema patriarcal, que concede a los hombres el poder sobre el cuerpo y la vida de las mujeres”, comenta Marta Noya, directora del centro Juana Azurduy y presidenta de la Red de Lucha contra la Violencia hacia la Mujer en Chuquisaca.
El expresidente y coordinador del Consorcio Boliviano de Juventudes (Conbojuv), José Rocha, si bien reconoce la cifra, remarca que los casos de violencia de género aumentaron.
“Esta baja de reportes no debe ser factor de bajar la guardia, más bien nos obliga a seguir trabajando en la prevención y una cultura de denuncia, instando a que el Estado responda a estas demandas”, manifiesta.
AUMENTO DE CASOS
En 2022, los casos por delitos en razón de género se incrementaron en un 9,9% en comparación con el año anterior y, en esta estadística de la Fiscalía General, Chuquisaca no está al final de la lista, sino que tiene más reportes que Beni, Oruro y Pando.
ANTECEDENTE
Los delitos en razón de género suelen ser, en la mayoría de los casos, el antecedente de feminicidios.
“El feminicidio es la manifestación más perversa y cruel del machismo, con el que el agresor muestra su poderío y propiedad de las mujeres”, en muchos casos, recuerda Noya, dejando en la orfandad a “niños y niñas, lo que demuestra que el patriarcado no solo se apropia de la vida de las mujeres, sino de sus hijos”.