Dicen que “Pica” era políticamente afín al “proceso de cambio” del MAS

Los delitos son personales. Lo repiten sacerdotes y también ciudadanos en las redes sociales cuando se refieren a los abusos sexuales cometidos contra niños y adolescentes por Alfonso Pedrajas, el padre “Pica”, un escándalo que se destapó el domingo pasado con una publicación de El País de Madrid.

“Hice daño a mucha gente (¿a 85?), a demasiados”, confesó Pedrajas en un diario personal; pertenecía a la orden de la Compañía de Jesús. Ese es el número aproximado de menores abusados sexualmente en distintos colegios de América, entre ellos el Juan XXIII de Cochabamba, donde el cura español también fue maestro de novicios en el seminario.

“En este diario, el Padre Pica confiesa hasta 89 violaciones a niños menores a lo largo de su vida. La última entrada del diario data del 11 de octubre de 2008”, dice en un correo electrónico su sobrino Fernando, quien envió el relato íntimo de su pariente a El País. 

Pica había comenzado a escribir su diario –que llevaba por título “La Historia”– en 1960. Solo un año después llegó a Bolivia y, aunque murió de un cáncer de estómago en 2009, la última entrada “data del 11 de octubre de 2008”, según confirma Fernando Pedrajas.

El sobrino de Pica agrega: “Además de las confesiones de pederastia, también se describe toda una organización dentro de la Comunidad de los Jesuitas que son conocedores de estos hechos”. Y que “lejos de apartarle y darle la ayuda adecuada justifican sus actos como una debilidad física, no moral. El único consejo que recibe para superar su ‘debilidad’ es rezar mucho”.

De ser así, los delitos personales de Pedrajas podrían salpicar, por encubrimiento, a religiosos que compartieron con él en su congregación y/o que le sucedieron como provinciales después de su muerte.

El presidente de los exalumnos del Juan XXIII, Hilarión Baldiviezo Rodríguez, en escuetas declaraciones a CORREO DEL SUR, dijo este sábado que “hay dos personas involucradas, vivas, que han estado en el colegio; hay información, datos para inculparles”.

IDEOLOGÍA RADICAL

La Compañía de Jesús en Bolivia, en el ojo de la tormenta desde hace una semana, inició una investigación interna y dispuso la suspensión de ocho exprovinciales. En paralelo, denunció el caso ante la Policía.

En las horas posteriores a la publicación española, de manera reservada y después de que sus autoridades pidieran perdón por el caso Pica, fuentes jesuitas aseguraban no salir de su sorpresa. Pero, dejaron de hablar como parte de una especie de pacto de silencio para que solo el superior provincial, Bernardo Mercado, se refiriera al asunto.

Aun así, CORREO DEL SUR supo que el padre Pica dividía aguas dentro de la Compañía de Jesús en su tiempo debido a su apego por la denominada “Teología de la Liberación”, movimiento cristiano surgido en América Latina y que implica una aproximación hacia los pobres, en la búsqueda de justicia social, al mismo tiempo que algunas de sus corrientes se apoyan en ideas políticas de izquierda.

“El Pica era conocido por su ideología de un pseudoradicalismo cristiano de extrema izquierda. Manejaba una retórica que apelaba a un Jesús revolucionario, a la liberación de los pobres y oprimidos”, denuncia una fuente religiosa de este periódico que conoció a Pedrajas.

“Los chicos salían (del colegio Juan XXIII) con una ideologización de izquierda”, dice antes de señalar que Pica dirigía esa institución educativa “como una Cuba”. Por entonces, al internado que rescataba niños de la pobreza era conocido como “La Pequeña Nueva Bolivia”.

En días pasados, en una publicación en Facebook que se hizo viral, el exalumno del Juan XXIII Germán Huanca Laura destacó la trayectoria de este colegio, del cual egresó una gran cantidad de bachilleres que luego fueron valiosos profesionales en distintas áreas. Con él coincidió el alcalde paceño Iván Arias, quien pasó por las mismas aulas.

Arias, citado por Página Siete, recordó que el Juan XXIII tenía su “propio gobierno” entre los estudiantes: con poderes legislativo y ejecutivo y con ministerio de gobierno, por ejemplo. Rememoró que, cuando era dirigente estudiantil, por haber incumplido la promesa de dar una buena alimentación a todos los alumnos, incluso pisó la “cárcel”. “En sus aulas impartieron clases Filemón Escobar, Rafael Puente, Xavier Albó, Luis H. Antezana, Silvia Rivera, Xavier Izco, Josep Barnadas y Javier Medina”, dijo.

AFINIDAD CON EL MAS

Al menos dos fuentes jesuitas de este diario aseguran que el padre Pica mostraba afinidad con el Movimiento Al Socialismo (MAS) durante el gobierno de Evo Morales. Revelan que algunos referentes de ese partido incluso llegaron a participar de sus misas en La Paz, a mediados de los años 2000, cuando el líder indígena llegaba a la presidencia.

Dicen que “era amigo del proceso de cambio. Los domingos, hasta poco antes de morir, celebraba misas con un exministro y otros dirigentes del MAS. Se reunían en la capilla de su comunidad, en la casa donde vivía, en un anexo cerca de San Calixto (el colegio jesuita), en La Paz”, donde trabajó en los colegios San Calixto y Nacional Ayacucho y, además, en el Correccional de Menores. “La última etapa de su vida la vivió con la intensidad de que con la llegada del ‘proceso de cambio’ se había llegado al final del camino de la liberación de los oprimidos. Mantenía relación con muchos amigos, discípulos y seguidores que trabajaban en las esferas y círculos del régimen del MAS”, agrega una de las fuentes de CORREO DEL SUR.

Se sabe que, en ese contexto, compartió sus ideas con el también jesuita español Xavier Albó, quien entre 1977 y 1978 participó de la huelga que precipitó la caída del gobierno militar del general Hugo Banzer.

Albó apoyó al proceso de cambio, aunque nunca dejó de expresar libremente sus diferencias con el Gobierno (él se autodefinía como “librepensante” y proponía una renovación en el MAS). El reconocido intelectual falleció el pasado 20 de enero.

PERSONALIDAD

El sacerdote Alfonso Pedrajas no caía bien a una buena parte de los jesuitas, según una de las fuentes de este periódico: “Se las daba de profeta, (era) como la conciencia moral de todos sus compañeros. Los dejaban con sentimiento de culpa”.