Historias de madres e hijos discapacitados que sufren los rigores de la movilización
Los niños, que estaban acostumbrados a cierto tipo de vida, de pronto vieron toda su rutina alterada, lo que incluye choques con la Policía, un inclemente sol que les ha causado quemaduras, entre otros problemas de salud

Al menos 15 madres de familia empujaron las sillas de ruedas de sus hijos hasta la Sede de Gobierno para pedir al presidente Evo Morales un bono de Bs 500 que les ayudaría a comprar pañales, leche y medicamentos que diariamente deben dar a sus hijos. Muchas de estas madres trabajan lavando ropa o directamente no pueden trabajar porque deben estar las 24 horas del día velando por la salud de sus descendientes. Los rigores de la marcha desde Cochabamba y las movilizaciones en La Paz empiezan a pasar factura sobre todo los pequeños, cuyos problemas de salud se han agravado con quemaduras por el sol, escaldaduras en la espalda y otros. Aquí están algunas de esas historias.
Claudia viene desde Santa Cruz con su hija de 10 años que tiene parálisis cerebral y además tiene ataques de epilepsia. Ella empujó la silla de ruedas que le donaron desde Cochabamba hasta La Paz y aunque todos sus compañeros querían que deje la caravana para cuidar su salud, pues está embarazada de dos meses, Claudia no aceptó y siguió hasta llegar.
"Estoy embarazada de dos meses y a veces me venía un sangrado y mis compañeros querían darme de baja, pero yo voy a luchar hasta lo último, deberían ponerse en mi lugar", dijo a ANF, Claudia.
va ropa de vez en cuando y subsiste con el dinero que trae su pareja, que es taxista. Sólo en la niña debe gastar al menos Bs 70 por día y debe arreglárselas para dar de comer a sus otros cuatro hijos.
Fátima, el día de los choques con la Policía. Ella con su silla de ruedas, él con su motocicleta.
Fátima, de 19 años vive en una silla de ruedas y carga con un niño de 1 año y ocho meses. Ellos son de Beni y marcharon juntos desde Cochabamba. Ella está en último año de colegio y quiere ahorrar dinero para entrar a la universidad.
Ella está en silla de ruedas desde que tiene memoria y necesita ese dinero para criar a su niño y pagar sus medicinas.
Fátima estuvo presente en los enfrentamientos con la Policía y cuenta que con su niño en sus faldas se puso delante de los uniformados para que paren de tirar agentes químicos a sus compañeros, les gritó que paren. Una de las motos que venía de frente chocó con la cabeza del niño que lloraba inconsolablemente. "Quería hacer justicia por mi hijo", dijo.
Después de una semana del incidente, el niño tiene un morete en la cabeza que ya se le va perdiendo.
Delia también llegó desde Cochabamba con su hija de 21 años, Yesica, quien tiene parálisis cerebral, ella está en silla de ruedas a pesar que el médico le dijo que su hija debe estar echada la mayoría del tiempo, pero la necesidad de ese dinero la obligó a sacar a su niña a la marcha.
Después de empujar 390 kilómetros Yesica tiene escaldada la parte trasera y se quemó la cara con el sol, pero Delia es firme con su petición y no quiere moverse de la vigilia.
Ella gasta al menos Bs 80 diarios para su alimentación y su transporte como también en medicamentos. Delia lava ropa y cuando le da el tiempo vende refrescos en el centro de Cochabamba para mantener a sus cuatro hijos más.
Delia contó que los policías les gritan que están estorbando o que ellas son las culpables de engendrar hijos así, historia que también le contó al Defensor del Pueblo.
Lisbeth de Cochabamba acompaña a su hijo de 10 años que tiene parálisis cerebral y cuenta que gasta al menos Bs 50 diarios en el transporte y manutención del niño y debe juntar el dinero con su esposo para dar de comer a sus otros tres hijos.
La silla de ruedas del niño ya le queda chica y pide una más grande. El niño estaba acostumbrado a ver la televisión y así pasaba el tiempo, pero ahora llora y está resfriado por el frío.
"Quiero darle un futuro, qué va a pasar cuando yo me muera, que el Presidente se solidarice y se ponga en lugar de nosotros", sostuvo Lisbeth.
Las personas con discapacidad pidieron este bono hace dos meses y el 21 de marzo iniciaron la caravana desde Cochabamba hasta la ciudad de La Paz para que el Presidente escuche su demanda.
De acuerdo a algunos ministros la marcha es política y afirman que ya firmaron un acuerdo con una parte de los discapacitados que no marcharon.
La Plaza Murillo está cercada y no dejan ingresar a los discapacitados. Los dirigentes mandaron dos cartas al Presidente para entablar el diálogo y una carta al Vaticano para hacer conocer su situación al Papa Francisco.
Este miércoles visitó el Defensor del Pueblo a la vigilia cerca a la Plaza Murillo para verificar las condiciones en las que están viviendo.