Lago Uru Uru desaparece y se lleva vida y esperanza

Habitantes de la zona culpan de lo sucedido a la contaminación de las mineras

DESOLACIÓN. Este es el panorama en el lago Uru Uru, de 13 kilómetros cuadrados de extensión. Foto: APG

DESOLACIÓN. Este es el panorama en el lago Uru Uru, de 13 kilómetros cuadrados de extensión. Foto: APG

DESOLACIÓN. Don Pedro Calizaya lamenta la desaparición del lago y la muerte de sus animales; culpa a las empresas. APG

DESOLACIÓN. Don Pedro Calizaya lamenta la desaparición del lago y la muerte de sus animales; culpa a las empresas. APG

IRÓNICO. El letrero que anuncia un lago rico en pejerrey, pariguanes y patos salvajes, ahora desaparecido. APG

IRÓNICO. El letrero que anuncia un lago rico en pejerrey, pariguanes y patos salvajes, ahora desaparecido. APG

Gobernador orureño pide unidad. Archivo

Gobernador orureño pide unidad. Archivo

Hay una confluencia de factores que causan mucho daño. Foto: La Patria

Hay una confluencia de factores que causan mucho daño. Foto: La Patria


    Marcelo Tedesqui V./El Deber
    Sociedad / 25/11/2016 06:08

    Sequía, desvío de aguas para otros fines, calentamiento global y contaminación de empresas mineras han confabulado contra el lago Uru Uru y generado un escenario catastrófico. Ya no hay agua, eso mata a los animales o los obliga a emigrar y llena de desesperación a los pobladores que ven que sus medios de subsistencia se les escapan de las manos.

    En febrero, Oruro se enfrentó con la noticia de que el lago Poopó, que tenía más de 2.300 kilómetros cuadrados y era el segundo más grande de Bolivia en extensión, se había quedado sin agua. Ahora el lago Uru Uru, de 135 kilómetros cuadrados, que se apreciaba a la salida de la ciudad por la vía a Pisiga, es el que ha desaparecido.

    El diario orureño La Patria lo informó el lunes. El Deber realizó un recorrido el miércoles. En plena vía, que une Oruro con Pisiga se ve un letrero: “Lago Uru Uru. 2.706 metros sobre el nivel del mar. Rica en pejerrey, pariguanes y patos salvajes”. Pero, no se ve agua por ningún lado.

    Metros más allá otro letrero: “Parque acuático natural”. El lugar tiene una construcción central, parrilleros, canchas deportivas, juegos infantiles. Al fondo un anuncio de que en el lugar se pueden apreciar aves silvestres. La realidad: el denominado parque acuático no tiene agua, animales y está cerrado para el público.

    La obra fue ejecutada durante la gestión de la ex alcaldesa Rossío Pimentel y concluida en la administración del alcalde Édgar Bazán. Se inauguró en junio de este año, cuando aún los flamencos rosados y otra clase de aves se apreciaban en su hábitat natural, como reflejan notas periodísticas de esos días.

    Siguiendo recorrido hacia Pisiga, luego de atravesar el Puente Español, este medio abandona la ruta e ingresa en vehículo al lugar donde antes estaba el Lago, siguiendo huellas de otros vehículos.

    Al fondo se ve un grupo de ovejas, en ese lugar está don Pedro Calizaya, que vive en la zona hace 40 años. “El lago Uru Uru ya no hay, se ha convertido en zona de pastoreo nomás. Quedan cintitas de agua”.

    El hombre se sienta, suspira y comienza a contar lo que le aflige. “Sabe, la mina Inti Raymi y la Kori Chaca nos han contaminado todo. Mire cómo es el terreno, es un desierto, es inservible”.

    Confiesa que específicamente 2016 fue el peor año para él y su familia. “Este año he perdido 80 ovejas de las 400 con las que comencé el año y diez vacas de 40 que tenía”, añade. Se murieron por la sequía, la contaminación y la falta de forraje.

    Complementa que los animalitos “se enflaquecen porque no hay forraje, caminamos horas buscando, de aquí a allá. Como la poca agua está contaminada, se enferman, sus pies se pelan como fierro ensarrado, se hincha la barriga, vomitan como harina batida y mueren”.

    Ante esa situación, no se pudo aprovechar ni carne, ni lana ni leche. “No sé qué vamos a hacer, con esto hacíamos estudiar a nuestros hijos, ya no se puede, estamos desesperados”.

    Dirige al equipo de prensa hasta un lugar donde las entierra. Mientras muestra los restos de las ovejas, contiene las lágrimas. Había una de ocho patas y dos cabezas (muestra una foto), enseña otros dos cadáveres disecados con otras deformidades; es increíble.

    Tres horas de recorrido fueron suficientes para confirmar que se trata de una tragedia. Un experto confirma las causas (ver el análisis adjunto). El gobernador de Oruro, Víctor Hugo Vásquez, dice que la sequía no es reciente, y que siempre hubo forma de enfrentarla.

    Mueren los animales

    Pedro Calizaya

    Habitante de la zona

    "Se enferman, sus pies se pelan como fierro ensarrado, se hincha la barriga, vomitan como harina batida y mueren”.

    Otras historias

    Ingresos. Doña Adela tiene una venta de refrescos y pan en la tranca de salida hacia Pisiga. “Esto era un lago, era lindo, mi esposo lanzaba redes y sacaba peces en la época de Semana Santa. Aquí fritábamos los pejerreyes y la gente compraba harto. Ahora nuestra venta se ha disminuido mucho”.

    Recreación. Cada 23 de marzo, cuenta doña Juana, en este lugar se organizaban competencias de botes: “Ese día venía mucha gente, y se hacían las carreras. Todo esto quedó en el olvido, les contamos a nuestros nietos. Eso nunca más vamos a vivir y me da mucha pena. Mire, ya no hay ni gota de agua”.

    Antes. Carlos baja de la volqueta donde recolecta arena. “Mire, esto cambió mucho, yo recuerdo que el tren pasaba por donde está el puente Español. No le miento, uno veía como si el tren estaría navegando, el lago azul se veía. Ahora mire, esto es un desierto. Las familias en toda la orilla venían a compartir. Lamentable. 

    Análisis

    Hay una confluencia de factores que causan mucho daño

    Edson Ramírez

    Investigador de la UMSA

    El problema con el lago Uru Uru pasa por una confluencia de factores que causan mucho daño. El fenómeno del Niño, conocido por estas características, sequía en occidente, e inundaciones en el oriente que aún no aparecen.

    A eso hay que sumar gestión de agua, son sistemas que están bastante demandados. En Oruro hay desvío del agua para riego, para minería, y esto también es una variable adicional que estresa el sistema.

    Es un fenómeno más fuerte que el registrado en 1997 y 1998 o 1982 y 1983. Es una sobreposición de efectos. Bajan las lluvias, aumenta la temperatura con el calentamiento global, se utiliza más agua en distintas actividades. Más porque son lagos muy flexibles, superficie amplia y baja profundidad, dos o tres metros, lo que ayuda a la evaporación.

    La contaminación es otro efecto, que provocan las mineras, los residuos que quedan, y eso debe evaluarse aún.

    Lo que se puede hacer al respecto, es trabajar en gestión, buscar un balance hídrico para reducir estas salidas del sistema. Hay que tomar en cuenta el paso de fenómenos extremos que causan mucho daño. Es un tema muy complicado, que considero que debe atenderse de forma integral, es la única forma.

    Gobernador orureño pide unidad

    “Estos fenómenos climáticos siempre han existido, son tan antiguos al igual que nosotros. Pero, nuestros abuelos pudieron convivir con ellos. Y lo que siempre hicieron fue guardar alimentos”, dijo ayer el Gobernador de Oruro, Víctor Hugo Vásquez.

    “Habían pequeños silos, cada familia almacenaba sus alimentos, en los años buenos cosechaban y guardaban, convertían papa en chuño, enfrentaban la sequía y podían hacerlo en tres, cuatro, cinco años”, y planteó esa solución como parte de un problema que dijo “hay que enfrentar”.

    Acotó que “no es suficiente, hay que trabajar mucho más”. Dijo que hay una tendencia a la politización de la sequía. “Si no llueve un mes más, las cosas se complicarán, debemos estar unidos”.

    Antecedente

    2.300 kilómetros cuadrados tenía el lago Poopó, que desapareció en febrero de este año por efectos del cambio climático.

    Contaminación

    1.000 hectáreas es el alcance de la contaminación que ha producido pérdidas a los pobladores de la zona.

    Extensión

    135 kilómetros cuadrados es la extensión que tiene el lago Uru Uru, sus aguas tenían una profundidad aproximada que oscilaba de dos a tres metros.

    Cercanía

    3 kilómetros es la distancia entre la ciudad de Oruro y el lugar donde se encontraba el lago Uru Uru.

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