Adríán, el potosino que caminó de La Paz a Potosí para no perder su empleo
Tuvo que caminar la mayor parte del trayecto porque la cuarentena suspendió los viajes interdepartamentales.
Adrián Luque Conde es un potosino de 25 años que logró una proeza impensable para nuestros días: caminó los casi 538 kilómetros (o 334 millas) que separan a La Paz, sede de gobierno de Bolivia, de la Villa Imperial de Potosí.
Y lo hizo por no perder su empleo. "Tenía que presentarme a trabajar y, como ya no hay transporte, tuve que venirme caminando", dijo en entrevista con la radio Kollasuyo de Potosí.
La cuarentena lo sorprendió en La Paz y, al ver que todo servicio de transporte interdepartamental fue suspendido, decidió salir de la sede de gobierno a pie, con la esperanza de encontrar algún transporte en el camino, pero solo tuvo fortuna eventualmente ya que, si bien encontró vehículos que le dieron un aventón, solo fue por algunos tramos. El resto del camino tuvo que hacerlo a pie.
En la conversación con el periodista Epifanio Moscoso, Luque refirió que salió de La Paz a las 04:00 del domingo y su primera intención era ingresar al pueblo de su mamá, a Quilviri, cerca de Patacamaya, pero no pudo hacerlo porque había férreas medidas de control. "He tenido que bordear casi todo el camino para que no me pillen porque decían que me iban a arrestar con multa de 1.000 (Bolivianos)", dijo. Aunque él no llegó a saberlo, porque siguió caminando, Patacamaya ingresó a una cuarentena rígida luego de reportarse la muerte de una persona por coronavirus, supuestamente tras haberse contagiado en la fiesta patronal de San José. La medida comenzó a aplicarse desde las primeras horas del lunes así que es muy probable que haya coincidido con la llegada de Adrián al lugar. Tras rodear ese municipio, siguió caminando, acortando distancias en los vehículos cuyos choferes quisieran llevarle, y vio de cerca cómo es la vida a la vera de uno de los caminos más transitados del país.
Se alimentó con lo que pudo llevar en su mochila aunque también alcanzó a comprar algo en alguna que otra tienda que encontró abierta en algunos de los poblados por los que pasó. Lo que más le ayudó fue el pito (alimento molido a nivel polvo) de cebada que le invitó una señora llamada Martha en uno de los caseríos a los que llegó. La solidaridad de esa gente, que se encuentra en los márgenes de la extrema pobreza, es provervial y Adrián lo comprobó cuando llegaba la noche y él se aproximaba a alguna casucha para pedir cobijo. Siempre le abrieron la puerta así que nunca durmió a la intemperie.
Despertaba muy temprano y caminaba hasta las 22:00, con intervalos para descansar o comer, así que completó todo el tramo en cinco días. "El cuarto día estuve en Macha —detalla— y me fui al módulo (policial) a descansar porque ya no daba más. Mis pies me estaban ardiendo".
¿Cómo se animó a semejante caminata? Luque cuenta que desde niño se acostumbró a recorrer grandes distancias y, para esta ocasión, preparó dos pares de abarcas porque estas son mejores que los zapatos, cuando de caminar por los cerros se trata, y él tuvo que remontar algunos.
En automóvil, los casi 538 kilómetros del camino La Paz-Potosí pueden cubrirse en alrededor de ocho horas avanzando a una velocidad de 68,1 kilómetros por hora. Es posible cubrir el trayecto a pie, en 107 horas, equivalentes a 4,41 días así que la versión de Adrián es creíble. También se debe tomar en cuenta que hizo algunos tramos en automóvil, aunque cortos en relación a todo lo que tuvo que caminar.
Ahora está descansando, con los pies arriba, para que no le ardan, y pretende reincorporarse al trabajo el lunes. "Yo he tenido que caminar por montañas para llegar a mi trabajo", dice.