La automedicación y la escasez de insumos médicos agravan la crisis de Beni
La falta de pruebas o análisis de laboratorio imposibilita determinar si más de un fallecimiento fue causado por el coronavirus
La situación de la pandemia en Beni es crítica y está al límite del descontrol. Hay odontólogos y hasta médicos experimentando peligrosamente toda clase de recetas. La falta de pruebas rápidas para detectar los casos positivos, la carencia de infraestructura hospitalaria adecuada y de médicos especialistas, y la automedicación, están por llevar a ese departamento a una situación peligrosamente extrema por la propagación del covid-19.
El cuadro es dramático. Así lo refleja el presidente de la Sociedad Boliviana de Terapia Intensiva, Adrián Ávila, en una entrevista con Correo del Sur Digital, tras concluir una inspección de una semana a Trinidad y verificar las precarias condiciones en que ese departamento está enfrentando al covid-19.
Advirtió que, además del descontrol en la propagación del virus, la automedicación, muy extendida entre la población, puede estar agravando cuadros críticos e inclusive produciendo fatalidades.
La falta de pruebas o análisis de laboratorio imposibilita determinar si más de un fallecimiento fue causado por el coronavirus, y mucho menos realizar un rastrillaje epidemiológico que contenga la propagación del virus.
Identificó al menos ocho drogas que la gente está consumiendo por su propia cuenta o por la irresponsabilidad de personas que fomentan su uso. Medicinas que van desde cardiotóxicos hasta antibióticos, pasando por corticoides (totalmente contraindicado), antigástricos y antigripales, hasta llegar al empleo irrestricto y aparentemente masivo de la ivermectina, cuyo uso solo debería ser regulado y autorizado por un especialista.
Contó, muy preocupado, que desde odontólogos y veterinarios se dieron a la tarea de dar toda clase de tratamientos y recetas y, en algunos casos, de fomentar entre la población el consumo de drogas que pueden resultar letales para las personas sin ningún control médico.
La situación puede tornarse tan crítica si el curso de la pandemia sigue como está ahora, tampoco habrá cinco ni 100 respiradores que puedan evitarlo. “No hay dónde acomodar a los pacientes, los hospitales ni siquiera tienen oxígeno central”, explicó.
El especialista pidió a periodistas y medios de comunicación evitar toda información que pueda conducir a la automedicación descontrolada, cuya factura puede ser muy alta en vidas humanas.
La Sociedad que agrupa a los intensivistas del país alertó con suficiente antelación que la falta de camas de terapia intensiva no abastecía ni siquiera al 50 por ciento de las condiciones mínimas requeridas para enfrentar al coronavirus. Y advirtió que esa misma situación la tienen otros departamentos pequeños como Pando o Chuquisaca.
En Beni, hay solo seis camas de terapia intensiva, y la Caja de Salud tuvo que emplear las suyas para acondicionar el hospital Germán Busch como centro de referencia Covid-19.
Sin embargo, Trinidad tiene apenas dos intensivistas, uno de los cuales resultó positivo al virus y se encuentra aislado, por lo que la atención de pacientes críticos está en manos sobre todo de médicos generales, unos con más experiencia que otros, que hacen cuanto pueden ante el desborde de casos y fallecimientos.
“La campaña de médico a médico tiene que cambiar de boliviano a boliviano”, dijo, al señalar que la total desatención al sector de la educación y la salud en los 14 años del anterior gobierno hoy está cobrando muchas vidas y pasando una factura muy alta.