Una familia ve morir al papá en su casa y pasa un suplicio para enterrar el cadáver en Betanzos
El hombre aquejado de diabetes acudió a un centro de salud por un resfrío y nunca le tomaron una muestra de coronavirus. Estuvo cinco veces en el hospital en días diferentes
El hombre que falleció el martes con coronavirus y que recién fue enterrado el pasado jueves, no falleció en la calle como el alcalde de Betanzos informó, aclaró la familia del difunto.
También, el hijo reclamó porque a su padre no se le tomó la muestra cuando fue la primera vez al hospital, el miércoles 1 de julio, y que en el entierro no recibieron ayuda de la Alcaldía como les habían prometido.
Además, exigió el certificado de defunción de su papá, pues hasta ahora no tienen un documento que les asegure si evidentemente murió a causa del coronavirus.
El hombre se dedicaba a arreglar bicicletas en Betanzos, no era un viajero frecuente y desde que comenzó la cuarentena a causa del coronavirus siempre estuvo en el pueblo. Era diabético.
La viuda y el hijo mayor del difunto grabaron un video que fue enviado a CORREO DEL SUR para hacer conocer su versión de los hechos y denunciar irregularidades en la atención de su padre y en el trato al cadáver del mismo.
El hijo cuenta que el miércoles, 1 de julio, su padre fue al hospital por atención médica debido a que se encontraba “un poquito mal” y le dieron unas tabletas que tomó. Se sintió resfriado.
Esa medicación no les hizo bien y empezó a sentirse “más mal”, por lo que el viernes retornó al centro de salud, donde le colocaron unas inyecciones, dijo el hijo según lo que le había contado su padre.
El sábado regresó al mismo lugar y le comunicaron que no era día de atención para adultos sino únicamente para embarazadas y niños; le pidieron que regresara el domingo.
No teniendo otra opción, retornó a su casa y volvió al hospital el domingo. Allí, el médico le recetó 12 inyecciones que le colocaron inmediatamente. “Después de eso volvió (a la casa) y no le ha hecho casi nada, peor se ha puesto”, manifestó su hijo.
El lunes, ya con muchas dificultades para respirar, otra vez en el centro de salud, le colocaron otras dos inyecciones, pero su cuadro de salud empeoró. “Más mal se ha puesto”, repitió su hijo.
“El martes ha muerto (mi papá) en mi casa, no en la calle como dicen”, narró el hijo en un video sentado junto a su madre. El deceso ocurrió alrededor de las 14:30.
El fallecimiento fue reportado por la familia al hospital, cuyo personal acudió a tomar una muestra de coronavirus del difunto. “¿Por qué no le han sacado la muestra el primer día que ha ido?”, cuestionó el hijo.
NUEVA TRAGEDIA
Con el cadáver en la casa, la familia comenzó a vivir una nueva tragedia para enterrar al papá. El hijo contó que los médicos del hospital les pidieron que compraran un cajón. El cuerpo fue colocado en una bolsa, luego desinfectado y después puesto en el cajón. Esa noche, la familia se quedó sola velando a su difunto.
El día siguiente, el miércoles, la viuda fue hasta la Alcaldía para solicitar un nicho “y ni eso han hecho caso”, afirmó. Luego, según el hijo, el Alcalde le comunicó a su madre que iban a cavar “un pozo” para enterrar el cadáver. “Mi mamá estaba enojada”, apuntó.
En tanto, a las 9:00 de ese mismo día, les llamaron del hospital y “nos ha dicho positivo es, no salgan de su casa”.
Al final, desde la Alcaldía “nos han dicho que ellos lo iban enterrar”, incluso una doctora avisó vía telefónica que les iba a mandar una ambulancia y que el Alcalde les estaba esperando para el entierro.
El cortejo fúnebre salió de la casa en la noche por temor a los vecinos. Los dos hijos en edad colegial acompañaron los restos de su padre mientras que la madre se quedó en su domicilio. También estaba un médico y el chofer de la ambulancia. Partieron rumbo al cementerio y cuando llegaron al camposanto de Betanzos no había los funcionarios de la Alcaldía.
Pacientemente esperaron hasta la medianoche del miércoles y en vista de que no llegaron los municipales, los hijos pidieron al médico que el cadáver se lo llevaran al centro de salud. Los dolientes regresaron a su casa sin poder enterrar a su padre.
Al día siguiente, “el jueves por la mañana han venido. Ya no se preocupen, nosotros vamos a enterrar a su papá, nos han dicho. Nosotros, ya hemos dicho”, contó el hijo.
Cuando creían que todo se había solucionado con el entierro del difunto, a las 15:00 recibieron una llamada del Intendente Municipal quien les llamó para decirles “¿a qué hora van a enterrar a su papá?”.
Fue entonces que se comunicaron nuevamente con el hospital de donde les indicaron que la familia debía encargarse del entierro. “Los doctores nos han dicho que nosotros íbamos a enterar (a mi papá). Nos hemos renegado porque nosotros no teníamos que salir”, manifestó el hijo.
“Ya han pasado dos horas, ¿a qué hora van a enterrar a su papá?”, volvió a insistir el Intendente de Betanzos.
Los hijos salieron de su casa rumbo al hospital para recoger el cadáver de su padre y llevarlo al cementerio. Les acompañaron personal de salud y municipal.
Contó que cuando llegaron a la tumba nadie quiso ayudarles, pero después un médico y “un señor de la calle” se solidarizaron con los muchachos y enterraron a su papá.
“El intendente solo nos ha sacado fotos y se ha alejado”, afirmó el hijo del difunto.