Goyeneche, el alfil del ejército Real que demoró el proceso emancipador

Reprimió con fuerza los movimientos libertarios, hasta que perdió su ímpetu

GUERRA. Ilustración de la batalla de Huaqui, donde Goyeneche derrotó a las tropas independentistas.

GUERRA. Ilustración de la batalla de Huaqui, donde Goyeneche derrotó a las tropas independentistas. Foto: Archivo

CONDE. José Manuel de Goyeneche

CONDE. José Manuel de Goyeneche


    Sucre/CORREO DEL SUR
    Sociedad / 07/08/2022 08:22

    José Manuel de Goyeneche fue sin duda la figura más importante de la contrarrevolución en el Cono Sur americano y se convirtió en el “verdugo” del movimiento emancipador en los primeros años de la Guerra de Independencia.

    Este militar realista, nacido en Arequipa, Perú, estaba formado en las mejores escuelas castrenses de España, habiéndole tocado observar de cerca tácticas de guerra por entonces modernas desarrolladas en Europa, dominada por los poderosos ejércitos prusiano y francés a principios del Siglo XIX. Graduado en las mejores escuelas y academias de guerra hispanas, fue enviado a los virreintatos de Buenos Aires y Lima con un objetivo fundamental: vigilar y hacer cumplir la autoridad de la Corona española y defenderla, sobre todo, de intereses franceses tras la caída del país ibérico a manos de Napoleón.

    ¿QUIÉN FUE GOYENECHE?

    José Manuel de Goyeneche y Barreda, I conde de Huaqui nació en Arequipa, bajo el virreinato del Perú, el 12 de junio de 1776 en el seno de una familia acomodada. Se puede afirmar que Goyeneche fue uno de los militares de mayor capacidad profesional que España empleó en la Guerra por sus colonias en Sudamérica. En 1803 el Gobierno lo comisionó para que estudiara los progresos de la táctica militar en diferentes países de Europa, terminando así sus estudios militares en las principales cortes europeas. Así, presenció en Berlín y Potsdam las maniobras de los ejércitos mandados por Guillermo III de Prusia, las del Archiduque Carlos en Viena y las de Napoleón Bonaparte en París y Bruselas. Después, viajó por Inglaterra, Holanda, Suiza, Alemania e Italia. Al término de sus viajes escribió sus memorias del mismo y tradujo el Manual de instrucción del ejército prusiano. 

    ALTO REPRESENTANTE

    Durante la ocupación francesa de la España peninsular, Goyeneche fue representante plenipotenciario de la Junta Suprema de Sevilla (la Junta de Sevilla se consideraba el gobierno legítimo de España en ausencia del rey) para la proclamación del rey Fernando VII en los virreinatos del Perú y Río de la Plata. Al mando de los ejércitos realistas en el Alto Perú recuperó el control realista en ese territorio, destacando la victoria en la decisiva batalla de Huaqui, también conocida como batalla del Desaguadero, por la que obtuvo el título de Conde de Guaqui y Grande de España de primera clase.

    ACTUACIÓN EN CHUQUISACA

    Pocos meses antes de la Revolución de Mayo de 1809, Goyeneche había emprendido camino de Buenos Aires a Lima con el objetivo de preservar la autoridad colonial en medio del caos provocado en España por la invasión francesa. Su tarea era titánica. En su viaje a Lima, el férreo jefe militar llegó a Chuquisaca, ciudad donde existía una gran confusión sobre el futuro del Rey y de sus colonias, lo que había generado fuertes fricciones entre los oidores de la Real Audiencia, presidida entonces por el conciliador Ramón García Pizarro. Las dudas sobre el reconocimiento de la Junta Suprema de Sevilla eran evidentes, y se pensaba que Goyeneche obraba a favor de la princesa Carlota Joaquina de Borbón, regente del trono de Portugal, o peor incluso, que el emisario jugaba a favor de Bonaparte. 

    “El 11 de noviembre Goyeneche arribó por fin a Chuquisaca. Aunque a principios de noviembre Goyeneche, quien tenía potestad de la Junta Central para destituir a todos los oidores, fue recibido por la Audiencia, y esta no mantuvo su postura que también desafiaba la autoridad del Virrey de Buenos Aires, su oidor regente Antonio Boeto, intimado por Goyeneche, creó cierto revuelo que se concretó en una manifestación pública. Boeto falleció producto de la acalorada discusión”. según señala Manuel Moreno en su obra Vida y memorias de Mariano Moreno.

    Las diligencias de Goyeneche en Chuquisaca fueron breves, continúa dicho relato, habiendo el presidente Ramón García de León y Pizarro reconocido la autoridad de la Junta Central y despachadas las comunicaciones de la infanta Carlota, por lo que el plenipotenciario siguió camino de Lima, en donde el virrey del Perú, José Fernando de Abascal, lo confirmó en el rango de brigadier y le concedió la presidencia provisoria de la Real Audiencia del Cuzco.

    No obstante, la situación se agravaría en Chuquisaca con el alzamiento del 25 de Mayo de 1809, cuando depusieron a García Pizarro acusándolo de connivencia con los portugueses; el movimiento continuaría el 16 de julio en La Paz. El proceso independentista había comenzado.

    * Con datos de Biografías y Vidas.com/ArteHistoria.com

    ASCENSOS

    Algunos autores atribuyen sus meteóricos ascensos militares al hecho de que su familia hubiese hecho apreciables donaciones a la Corona con motivo de la guerra contra la Convención francesa, así como la circunstancia de que un acaudalado peruano hubiese levantado el Regimiento en cuestión.

    La Guerra de la Independencia en el Alto Perú, una campaña sangrienta

    La participación de José Manuel de Goyeneche en las campañas que intentaron poner freno al proceso de Independencia fueron determinantes. La noticia de la Revolución de Mayo y la inestabilidad política que esto generó en los territorios coloniales hizo que el virrey José Fernando de Abascal declarase provisoriamente la anexión del Alto Perú al virreinato de Lima. 

    El mismo 13 de julio de 1810 , Abascal creó el Ejército del Alto Perú poniendo al mando al general arequipeño. Éste organizó nuevas fuerzas, pero no avanzó hacia el sur hasta después de la batalla de Suipacha, que había dejado toda la región de lo que hoy es el sur boliviano bajo el poder de los revolucionarios. En mayo de 1811 firmó con el jefe político del ejército independentista Juan José Castelli un armisticio que probablemente ninguno de los dos pensaba cumplir. Castelli desplazó parte de sus tropas con el posible objetivo de rodear a las fuerzas de Goyeneche, pero éste aprovechó mejor el tiempo, cruzó el Río Desaguadero y atacó primero. La batalla de Huaqui, del 19 de junio de 1811, fue una amplia victoria de Goyeneche. En pocas semanas ocupó todas las provincias del Alto Perú, incluyendo las ciudades de La Paz, Cochabamba, Chuquisaca y Potosí, recuperando el dominio español de todo el territorio.

    Su victoria en la célebre y decisiva Batalla de Guaqui (o del Desaguadero) le valió la concesión del título de Conde de Guaqui, al que después se le concedería la Grandeza de España de Primera clase. El título fue otorgado por el Rey Fernando VII el 1 de agosto de 1815 accediendo a la solicitud que presentaron algunas de las principales ciudades de los Virreinatos del Plata y Perú (Potosí, Cochabamba, La Plata, Moquegua, Arequipa, etc.), según consta en la Real Orden de concesión.

    Antes de que diera comienzo la invasión a la provincia de Salta, en el norte argentino, la rebelión de Cochabamba ocupó a los realistas casi un año en su pacificación. Tras vencer la resistencia de los rebeldes cochabambinos –donde se destaca la actuación de sus mujeres– autorizó el saqueo por las tropas, ocupó la ciudad y reprimió con severidad a los jefes rebeldes: el gobernador Mariano Antezana y otros siete oficiales fueron ajusticiados, y sus cabezas puestas en exhibición en la ciudad y los caminos vecinos.

    No obstante, en 1813 los ejércitos de Goyeneche se debilitaron en el norte argentino. Su subordinado, Pío Tristán, fue derrotado en Salta, obligando a sus tropas a replegarse hasta Oruro. Estos fracasos comenzaron a minar el ánimo del general realista, al tiempo que también surgían desavenencias con el virrey Abascal.  En opinión de algunos autores, Goyeneche se sintió lastimado en su amor propio de fundador del Ejército. Poco tiempo después, renunció al mando y regresó a España, donde obtuvo el grado de teniente general de los Reales Ejércitos y ocupó diferentes cargos en la Corte, entre otros, senador vitalicio, presidente de la Junta de Arreglo de Comercio de Ultramar y Consejero Honorario de Estado. Falleció en la Península el 10 de octubre de 1846.

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