El Cerro Rico de Potosí se queda sin cono y es una “bomba de tiempo”
A exactamente 4.763 metros sobre el nivel del mar, donde la respiración se dificulta y el frío seco traspasa el abrigo, cráteres de diferentes tamaños y rajaduras en el suelo, producto de la explotación minera desde el año 1545, evidencian el deterioro de una milenaria reliquia que tiene Bolivia: el Cerro Rico de Potosí, Patrimonio Cultural de la Humanidad según la UNESCO, símbolo nacional y mensajero de La Paz. Según un boletín informativo publicado por la Cooperativa Minera de Bolivia - Comibol- el 26 de mayo de 2022, hay 64 hundimientos detectados en toda la montaña.
En un recorrido de poco más de cuatro horas, ida y vuelta, desde la ciudad hasta la cima del cerro, accedimos hasta donde los vehículos ya no pueden entrar por ser una zona vulnerable y de riesgo, con deslizamientos y grietas en diferentes puntos, lo que impide que haya un camino continuo y seguro de transitar en movilidad. En ningún punto de la ruta nos cruzamos con gente, trabajadores, ni maquinaria. Llegamos acompañados de la concejal potosina Reyna Menacho (AS), miembro de la comisión de Medio Ambiente, Minería y Forestación, y del Dr. Camilo Vera, asesor jurídico de dicha comisión, experto en derecho medioambiental; ambos han tomado con compromiso la defensa de este patrimonio, realizando inspecciones periódicas y mostrando evidencias del deterioro a las instancias competentes.
“A partir de la cota 4.400 ya no tendrían que existir trabajos mineros, sin embargo, la pasada gestión cuando vinimos con técnicos de Comibol nos indicaron que las cooperativas que están ubicadas en el sector Huacajchi están en la cota 4.400 y están ingresado a la parte de arriba. Esto está provocando los hundimientos y la verdad que Comibol no ha hecho nada para poner un alto a esta situación”, denuncia la concejal. Para contrarrestar esta aseveración e indagar los detalles del plan de mitigación del deterioro de la montaña, acudimos en dos ocasiones a la Cooperativa Minera de Bolivia en Potosí para solicitar una entrevista sin tener éxito.
Una vez en la cúspide se ve cómo el cono del cerro prácticamente ha desaparecido, solo queda una pequeña punta de tierra rodeada de material flexible -una especie de mezcla de plastoformo con cemento- usado para rellenar los hundimientos. Más o menos desde ese punto, se abre un hilo de cráteres de pequeño, mediano y gran tamaño. Todo lo anterior es visible desde la ciudad porque la cúspide, además de haber perdido su forma cónica, ha tomado un color grisáceo que se diferencia del café de la tierra. Las rajaduras en el suelo advierten que en cualquier momento pueden ocurrir nuevos deslizamientos.
Ante ese lamentable y preocupante panorama en 2021 el Comité Cívico Potosinista -Comcipo-, diferentes sectores sociales y residentes potosinos en otras ciudades del país, impulsaron una acción popular en defensa del Cerro Rico de Potosí, en contra del Ministerio de Minería y Metalurgia, de Comibol y de la empresa minera Manquiri. Como resultado lograron que se obligue reubicar a las cooperativas que están trabajando sobre la cota 4.400. La sentencia, que salió en febrero de 2022, le ordenó al Ministerio de Minería y Metalurgia y, consecuentemente, a la Comibol, que en un plazo de 365 días establezca los planes de migración a otros sectores mineros. Esto implica reinstalar a por lo menos 15 mil personas, según un reporte del diario El Potosí.
“Mediante el Decreto Supremo 787 la explotación del Cerro Rico está prohibida a partir de la cota 4.400 pero lamentablemente se ha podido evidenciar que este margen de protección no es tan efectivo porque lo que se está haciendo es explotar el mineral al interior de las minas, mediante chorreras y taqueos, lo que provoca los hundimientos. En ese sentido se demandó a la Comibol porque está en posición de garante de los bolivianos, al ser la encargada de proteger y conservar el Cerro Rico de Potosí porque es un área nacionalizada”, aclara el Dr. Vera.
Los cuestionamientos por causar grandes daños al cerro también van a la empresa minera Manquiri que, según datos de la prensa local, exporta un promedio de $us 70 millones anuales. En 2001 la compañía firmó un contrato de arrendamiento con la COMIBOL para explotar solo desmontes o pallacos, es decir material suelto de las laderas, quedándole prohibida la explotación al interior de minas.
“Lo único que tenía que hacer, preservando la estructura cónica, era trabajar los desmontes, pero lo que están haciendo ahora es explotación a cielo abierto. Internamente tiene acuerdos con cooperativistas, quienes sacan la carga del interior y les venden el mineral, es así que, indirectamente explotan roca dura del interior de las minas”, señala el asesor jurídico.
En 2021 Manquiri suscribió otro contrato -uno de Producción Minera- con COMIBOL por 25 años, hasta 2026, en la zona El Diablo. El Dr. Vera denuncia que este nuevo tratado les permite “explotar a cielo abierto, vulnerando la constitución y la ley minera que prohíbe la explotación en áreas históricas a 1.000 metros de su radio. Consideramos que ese contrato es ilegal e inconstitucional, pero en la acción popular lamentablemente ese tema no se tocó porque en la audiencia hubo mucha presión del sector cooperativo”.
Un cerro de riqueza milenaria e interminable
¿Aún se puede encontrar plata pura en el Cerro Rico? le consultamos a la concejal Menacho y ella nos asegura que sí en algunos sectores como en lo que queda de la cúspide, porque todavía no ha sido intervenida. Por debajo de la cota 4.400 hay sulfuros que sí se pueden trabajar, mientras que, por encima de este límite, donde está prohibida la explotación, hay óxidos que contienen plata, zinc y estaño. No obstante, algunas empresas se han dado sus modos, según denuncia la concejal Reyna Menacho: “Lo que se está haciendo, de manera ilegal, es armar una especie de chorreras, por donde estos óxidos van cayendo a las volquetas y éstas las transportan hasta los ingenios”.
Un riesgo permanente que no pueden evitar asumir
Con una mezcla de resignación, osadía y angustia, los trabajadores del sector defienden la necesidad de trabajar en el Cerro Rico, por las limitadas oportunidades laborales en la ciudad, pese al riesgo y el posible desastre que implica para miles de mineros, guardas y palliris.
“Chau estamos en el cerro, cualquier rato también se puede hundir el cerro. Mucho yo lamento, no es por mis hijos nomás, sino por todo el pueblo de Potosí, porque el cerro está totalmente chau, cualquier rato un hundimiento, cuánta gente se va ir”, se lamenta don Sabino, al mismo tiempo que reconoce que la minería es prácticamente la única salida para muchos: “La gente de Potosí vive de la minería nomás, no hay otros trabajos, otras empresas, entonces tanta gente, dónde va ir”.
Don Sabino (55) conoce el negocio de la minería desde sus nueve años, a esa edad comenzó con trabajos simples, posteriormente se fue a Buenos Aires por un tema de salud y en 2001 regresó al rubro. Actualmente trabaja en una zona llamada Don Roberto donde, en palabras simples, él se encarga de suministrar oxígeno al interior de las minas utilizando maquinaria.
¿Cuántas personas trabajan en la zona? le preguntamos, “miles, alrededor hay miles”, dice; hay niños desde los 12 o 13 años porque la necesidad los obliga y, en promedio, aguantan hasta los 50 años por las complicaciones de salud que surgen de esta labor. El jornal, indica don Sabino, oscila entre los Bs 120 y Bs 160 por día.
Escuela Robertito, una cruda fotografía del deterioro y la dejadez
Desde las alturas del Cerro Rico, en sus faldas precisamente, se puede ver la escuela Robertito, la unidad educativa más alta de Potosí, donde estudian poco más de 100 niños y niñas, desde el nivel inicial hasta sexto de primaria. Son hijos e hijas de mineros, guardas y palliris de la zona; los estudiantes reciben apoyo, como alimentación, materiales escolares y uniformes, de la fundación sin fines de lucro “Voces Libres”.
“La escuela se encuentra en condiciones lamentables, desde sus aulas con suelos y paredes rajadas, que permiten el ingreso del frío y la lluvia, hasta su cancha que presenta cráteres”, cuenta la concejal Menacho. “En su canchita se escuchan los dinamitazos producto de los trabajos mineros”, complementa el Dr. Vera. Un día después de esta charla nos acercamos hasta el lugar, pudiendo así reconfirmar tales deterioros.
Otra preocupación es que los niños están en medio de la contaminación porque “llegan las volquetas (cargadas de mineral) y la polvareda se extiende hasta la escuela. No hay sanitarios, les llevan agua creo que una vez por semana”, indica Reyna Menacho. Ante el pedido de que se construya otra escuela, el proyecto comenzó, no obstante, pronto se paralizó y lo único que se ve es una estructura que también presenta grietas.
Una bomba de tiempo
El deterioro secuencial de esta histórica montaña, considerada la fuente de plata más rica de la historia de la humanidad, es una verdadera tragedia que puede acarrear serias consecuencias en cadena en cualquier momento. Los derrumbes, deslizamientos y grietas están poniendo en riesgo la vida de miles de personas que trabajan en la zona. “A raíz de los hundimientos, el mineral que cae sobre ellos al interior de las minas está provocando muertes”, asegura Reyna Menacho.
Por otro lado, hay el riesgo de que el Cerro Rico pierda su título de Patrimonio Cultural de la Humanidad, otorgado por la UNESCO: “Estamos en la lista de riesgo, se tienen que tomar acciones para restaurar estas áreas y si no cumplimos este escenario vamos a salir de la lista. Esto sería lapidario y catastrófico porque es parte de la identidad de los bolivianos”, apunta el Dr. Camilo Vera. Al perder el título, según explica la concejal, el cerro podría explotarse a cielo abierto. A consecuencia de ello, la montaña podría perder su propiedad de pared natural que protege a Potosí de los fuertes vientos.
“El Gobierno nacional tiene que participar por medio del ministerio de Cultura y Turismo, el ministerio de Minería y también la Procuraduría General del Estado boliviano. La Ley 064 es clara, indica que todo lo que es patrimonio del Estado boliviano debe ser preservado y, de alguna manera, procesar a quienes atenten contra el mismo. No olvidemos que es mensajero de la paz y símbolo que se encuentra en el escudo de armas de Bolivia, por lo tanto, es un tema por el que todo boliviano tiene que pronunciarse”, considera el alcalde de Potosí, Jhonny Llally.
En la prensa local potosina se informa sobre los trabajos de relleno que ha comenzado a realizar la Comibol en hundimientos pequeños con una circunferencia de 50 metros cuadrados; sobre uno de los más grandes y riesgosos ubicado en la cúspide indican que avanzarán primero con estudios topográficos para luego trabajar en la rehabilitación.
¿Qué avance tiene el plan de reubicar a las cooperativas que operan sobre la cota 4.400? ¿cuántas deben emigrar y dónde? ¿qué pasará con la gente que vive del trabajo minero de la zona? ¿cómo será el ingreso de maquinaria para rellenar los hundimientos de áreas riesgosas como la cúspide? ¿es verdad que Comibol continúa entregando permisos para explotar óxidos de plata? Estas y algunas otras consultas nos quedaron sin resolver al intentar obtener una entrevista con la Corporación Minera de Bolivia en Potosí; no obstante, la invitación para conocer su versión se mantiene abierta. //