
Con flores en las manos, decenas de personas llegaron hasta la Parroquia de la Compañía de Jesús en Cochabamba para darle el último adiós al sacerdote jesuita Xavier Albó; sus restos fueron enterrados este sábado en el mausoleo de los jesuitas, en el cementerio general de esa región.
A las 09:00, se llevó a cabo la misa de exequias en el templo, donde decenas de feligreses despidieron al querido jesuita. La eucaristía fue presidida por el arzobispo de Cochabamba, monseñor Oscar Aparicio.
Albó falleció el viernes por la mañana a causa de un accidente cerebrovascular (ACV) hemorrágico. Hace varios años, fue operado de meningioma en dos oportunidades, pero luego de un par de años su salud se debilitó y perdió la capacidad de movilizarse por cuenta propia.
A la conclusión de la misa, el cuerpo del sacerdote fue trasladado hasta el cementerio general. El cortejo fúnebre fue acompañado por pobladores de Cochabamba y amistades del jesuita, que llegaron desde distintos departamentos, quienes le mostraron su cariño y afecto. Le dejaron cientos de flores alrededor de su tumba.
Instituciones y políticos destacaron el legado intelectual de Albó, pero sobretodo su compromiso social con el país, porque con sus investigaciones contribuyó a que los pueblos indígenas sean reconocidos como sujetos políticos por el Estado. También fue un luchador incansable por la democracia y los derechos humanos.
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