Milenio: Crisis educativa amenaza futuro de las nuevas generaciones
Advierten que uno de los problemas es el de la mala formación de los maestros
La preocupante crisis en la que se encuentra sumida la educación en el país, según el estudio “La situación social de Bolivia”, el último de la Fundación Milenio, amenaza el futuro de las nuevas generaciones con dejarlos fuera del mercado laboral o limitados a trabajos precarios y con escasas posibilidades de progreso.
El documento, publicado recientemente, en un análisis sobre la educación indica que la mayoría de los niños y adolescentes que asisten a las escuelas no tiene los niveles mínimos de competencia en materias básicas para su formación, especialmente en lenguaje y matemáticas.
“¿Cómo se corrobora esto? Resulta que el año 2017 Bolivia participó por única vez en una prueba internacional de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), aplicada a estudiantes de América Latina, a alumnos de tercer grado y sexto grado de primaria, y los datos son lamentablemente lapidarios para los estudiantes bolivianos porque, según los resultados de esta prueba, el 74% de los alumnos de tercer grado están en los niveles más bajos, muy por debajo del promedio de rendimiento que tienen los alumnos de otros países del continente”, remarcó este martes en Correo del Sur Radio el director de Milenio, Henry Oporto.
Agregó que otro dato significativo que se expresa en los resultados de esa prueba es que el 87% de los alumnos de tercer grado de primaria no tienen una comprensión clara de lo que leen, es decir, no entienden y no interpretan adecuadamente el significado de sus lecturas.
En el caso de las matemáticas, los resultados son aún más pobres porque los estudiantes bolivianos están en los niveles más bajos de aprendizaje.
CONSECUENCIAS
“Esto quiere decir que nuestros estudiantes están muy mal formados, y, al estar mal formados, por supuesto que su preparación es mala para ingresar al mercado laboral”, añadió al asegurar que esta situación se agudizó con la llegada del covid-19 en 2020.
“Nosotros estimamos que por efecto del año de la clausura escolar que tuvimos en el 2020 y la pobre recuperación (de la calidad de la educación) que ha habido en los últimos dos años, adicionalmente a los bajos rendimientos que ya tenían nuestros estudiantes, ha habido una pérdida equivalente a cuatro quintas partes de pérdida de aprendizaje, es decir que se ha agudizado la mala capacitación y la mala formación de los estudiantes”, explicó.
Dijo que un reflejo de esto es el incremento de la tasa de reprobación, sobre todo en el nivel secundario, lo que hace que también aumente el riesgo de deserción escolar, con lo que los alumnos renuncian a su formación profesional para el futuro.
¿SOLUCIÓN?
En resumen, el director de la Fundación Milenio, Henry Oporto, dijo que el sistema de educación necesita una reforma integral, partiendo de la formación de maestros y docentes.
“Para tener una educación de calidad necesitamos tener maestros o profesores mejor preparados; pero, además, mejorar las condiciones de trabajo de ellos”, afirmó al enfatizar en que actualmente la capacitación de los educadores es “enormemente deficiente, y ese es un factor crítico para la baja calidad de la educación en Bolivia”.
“Si no atacamos el problema de la mala formación y el bajo desempeño de los maestros, difícilmente Bolivia va a poder mejorar la calidad de su educación”, aseveró.
Graves carencias y debilidades en el sistema de salud en Bolivia
El estudio “La situación social de Bolivia” también revela que la pandemia del covid-19 puso al descubierto “graves carencias y debilidades en el sistema de salud en Bolivia”.
“Estas carencias, que son crónicas, se refieren principalmente a un déficit considerable de médicos, enfermeras, infraestructura hospitalaria, centros médicos e insuficiente dotación de medicamentos, de camas y de laboratorios. Esta situación deficitaria, además, va acompañada de una marcada deficiencia en los sistemas de atención, de ejecución y de gestión pública, por lo cual la capacidad de los centros hospitalarios y los centros de salud para acoger a la población es muy baja”, declaró en Correo del Sur Radio el director de la Fundación Milenio, Henry Oporto.
Agregó que esto se ve reflejado a diario en las principales capitales de país donde cientos de personas forman colas, durmiendo a la intemperie, para conseguir una ficha. Algunos deben esperar días, a veces semanas o incluso meses, para ser atendidos o internados.
Al tener un sistema de salud precario y deficiente, Bolivia se convierte en un país muy vulnerable a eventos extremos como fue la pandemia del coronavirus. Esto, según Oporto, quedó verificado con el dengue y la coqueluche, principalmente en Santa Cruz.
“O sea que el país por esta precariedad no protege adecuadamente a la gente. Hay muchísima población que simplemente está excluida, no tiene posibilidad de recibir servicios médicos, prestaciones médicas y con un mínimo de comodidad. Entonces, la baja calidad en la salud en Bolivia acentúa la deficiencia en el capital humano ya que la salud y la educación son los responsables para que el país pueda formar recursos humanos capacitados”, remarcó el especialista.
“La economía del conocimiento moderno y el cambio tecnológico requiere de recursos humanos adecuadamente capacitados y es eso lo que no está formando el país. Temo que si esto no se encara adecuadamente, Bolivia está destinada a seguir siendo un país subdesarrollado, un país pobre, un país que no va a poder participar de los cambios tecnológicos que está experimentado el mundo entero”, agregó.
Mercado laboral más exigente
La pandemia ha desencadenado una profunda crisis social con consecuencias inmediatas y a largo plazo. Entre las consecuencias inmediatas está la pérdida de empleos y una fuerte caída de ingresos económicos, que ha vuelto más exigente el mercado laboral, según el estudio “La situación social de Bolivia”.
El director de la Fundación Milenio, Henry Oporto, reveló que en 2020, el año más crítico de la pandemia, se perdieron alrededor de 600 mil empleos, y, tras la normalización de la actividad económica, esa cantidad se redujo a 400.500. Aunque, en su criterio, esto puede ser engañoso debido que también se registró un aumento del comercio informal (empleo precario con baja remuneración y carente de protección de la salud, jubilación y otros beneficios sociales).
“Estimamos que entre el 2019 y el 2022 la gente y los trabajadores, en promedio, han sufrido la pérdida de un 12% en sus salarios; en el caso de las mujeres, este dato aún es mayor, un 16% en el ingreso que reciben. Es decir que la brecha salarial entre hombre y mujeres también se ha ensanchado”, agregó Oporto al señalar que la situación es delicada y que la economía de Bolivia está debilitada.
Una muestra del aumento del desempleo en el país es que en los primeros meses de este año se crearon alrededor de 60.000 nuevos empleos, la mitad de lo que se creaba antes de la pandemia, cuando alcanzaba aproximadamente a 120 mil. Los pocos espacios laborares y la baja remuneración, junto a la mala formación educativa, hace que los estudiantes no tengan un incentivo para concluir sus estudios, señaló Oporto.
“La consecuencia de esto es que los niños y jóvenes que están mal formados hoy en día, cuando salgan al mercado laboral van a tener dificultades muy grandes de encontrar un buen trabajo y probablemente van a quedar en situación de pobreza y de marginalidad, incluso quizás peor que la situación que hoy experimentan sus padres”, sostuvo.