Fronteras olvidadas, territorio sin Estado

El país enfrentó más de una decena de guerras en sus dos siglos de vida. Sin embargo, las conflagraciones del Pacífico, del Acre y del Chaco marcaron la historia boliviana, al perder el acceso soberano al océano Pacífico y debilitar significativamente su economía

LOS TERRITORIO PERDIDOS EN DOS SIGLOS LOS TERRITORIO PERDIDOS EN DOS SIGLOS

Sucre/CORREO DEL SUR
Sociedad / 06/08/2025 02:03

El país enfrentó más de una decena de guerras en sus dos siglos de vida. Sin embargo, las conflagraciones del Pacífico, del Acre y del Chaco marcaron la historia boliviana, al perder el acceso soberano al océano Pacífico y debilitar significativamente su economía

Cuando Bolivia nació a la vida independiente en 1825, contaba con una extensión geográfica que superaba los dos millones de kilómetros cuadrados. Sin embargo, a lo largo de sus 200 años de historia, el país perdió una parte considerable de ese territorio tras participar en 13 conflictos armados. 

De estas guerras, tres —la del Pacífico, la del Acre y la del Chaco— marcaron la historia boliviana, al perder el acceso soberano al océano Pacífico y debilitar significativamente su economía. A pesar del tiempo transcurrido, muchas de las zonas fronterizas donde se libraron estas batallas continúan marginadas, con escasa o nula presencia estatal.

Hoy Bolivia cuenta con una superficie de 1.098.581 km², lo que la ubica en el puesto 26 entre los 190 países más extensos del mundo. Aunque esta cifra suele relativizarse debido a su ubicación junto a países gigantes como Brasil y Argentina, lo cierto es que Bolivia posee un territorio considerable, comparable en tamaño con Colombia y Perú, además de albergar recursos estratégicos de gran valor, como destaca el historiador Jorge Abastoflor.

Según recuentos históricos de los dos siglos, el país obtuvo ocho victorias, tres derrotas y dos empates, desde la extensa Guerra de Independencia —la más larga de América Latina, con 16 años de duración— hasta los conflictos que definieron sus fronteras actuales.

Esta trayectoria demuestra que Bolivia no ha sido simplemente una nación marcada por derrotas. Como bien afirma el historiador, “nuestra historia militar es más compleja. Hemos tenido importantes victorias que no siempre reciben la atención que merecen”.

Sin duda, Bolivia es uno de los países latinoamericanos que registra mayores pérdidas de territorio desde 1825. En total, se estima que perdió más de 500,000 km², es decir, más de un 40% de su territorio original. Estas pérdidas han tenido consecuencias duraderas en su economía, geopolítica e, incluso, autoestima nacional.

FRONTERAS ABANDONADAS

El analista político Carlos Cordero recordó que Bolivia perdió cerca de un millón de kilómetros cuadrados a lo largo de su historia en guerras como la del Pacífico, del Acre y del Chaco. Cada uno de estos conflictos, señaló, dejó huellas profundas no solo en el territorio, sino en la estructura interna del país. 

“Nos han dado un giro muy importante, pero internamente”, afirmó. En particular, señaló que la Guerra del Chaco provocó una transformación social significativa, con migraciones internas que cambiaron la dinámica del país.

Respecto a las fronteras actuales, Cordero fue tajante: “Siguen siendo distantes, abandonadas, con una ligera presencia de las Fuerzas Armadas, pero sin convertirse en centros dinámicos de desarrollo”. El experto lamentó que zonas como el norte amazónico, el Chaco o los puntos fronterizos con Chile y Paraguay sean meros pasos comerciales, sin inversiones estatales significativas.

Para Cordero, la escasa población boliviana es uno de los principales factores que limita el desarrollo de estas regiones. “Somos un país con apenas 11 millones y medio de habitantes, lo mismo que Lima (Perú). Eso nos convierte en un mercado interno pequeño y poco atractivo”, explicó. 

Esta baja densidad poblacional, combinada con una economía dependiente de la exportación de materias primas, deja a Bolivia vulnerable ante la caída de recursos clave. “Hoy estamos viviendo una crisis por el agotamiento de las reservas de gas, como ya ocurrió antes con la plata y el estaño”, advirtió.

Frente a este panorama, Cordero abogó por una nueva visión estratégica que priorice la democracia y una política exterior de “buena vecindad” con países como Argentina, Brasil, Perú y Chile. “Tenemos que mirar menos a China y Rusia, y más a nuestros vecinos, con los que podemos generar polos de desarrollo”, sostuvo.

CUATRO VIENTOS

En coincidencia con Cordero, el activista del Búnker, Virginio Lema, también denunció el abandono sistemático de las fronteras del país, señalando un caso alarmante en la comunidad de Cuatro Vientos, ubicado en territorio chuquisaqueño, a tan solo cinco kilómetros de la frontera con Paraguay.

Según el testimonio, más de 40 niños tenían condiciones de extrema vulnerabilidad en esta zona, sin presencia estatal ni servicios básicos. CORREO DEL SUR llegó a Macharetí y constató de primera mano las precarias condiciones en la que los estudiantes de la escuelita René Arteaga asisten a clases cada día sin luz, sin agua, sin pizarrones y sin baños.

Esa comunidad se encuentra en una ruta utilizada para el contrabando de cigarrillos, alcohol y otros productos ilegales donde están involucrados Paraguay, Argentina y Brasil. 

Lema acusó a las autoridades de abandonar deliberadamente las fronteras, permitiendo que estas comunidades queden a merced de redes delictivas. “Ellos deciden que estos pueblos estén a la mano de la delincuencia. Eso es lo que está pasando en todo el territorio nacional”, concluyó.

MÁS URBANA QUE RURAL

El abandono de las fronteras podría ser más evidente en los próximos años. El especialista Carlos Hugo Molina, reveló que Bolivia experimentará una transformación demográfica sin precedentes en los próximos años. Para el año 2032, el 90% de la población boliviana vivirá en áreas urbanas, lo que equivale a unos 13,5 millones de habitantes, de un total proyectado de 15 millones.

El ex prefecto de Santa Cruz y principal impulsor de la Ley de Participación Popular advierte que esta concentración urbana provocará un contraste marcado en el territorio nacional. “Territorios llenos de gente en las ciudades y vacíos en el campo”, señala Molina.

Esto exigirá al Estado boliviano impulsar nuevas políticas orientadas a evitar el abandono de los territorios, particularmente, en las zonas fronterizas que fueron escenario de conflictos del pasado. De lo contrario, existe el riesgo de que esas regiones se conviertan en verdaderos desiertos humanos, sin desarrollo ni presencia estatal.

Las guerras con Chile, Brasil y Paraguay

Guerra del Pacífico (1879-1884)

La Guerra del Pacífico enfrentó a Bolivia y Perú contra Chile, en un conflicto principalmente por el control de territorios ricos en salitre en el desierto de Atacama. Bolivia perdió su litoral costero, quedando sin salida al mar, lo que hasta hoy es un tema central en su política y relaciones internacionales. La guerra terminó con la derrota boliviana y peruana, y la ocupación chilena de los territorios costeros.

Guerra del Acre (1899-1903)

Este conflicto tuvo lugar entre Bolivia y Brasil en la región amazónica del Acre, una zona rica en caucho. Bolivia intentó mantener su control sobre el territorio, pero la fuerte presión de colonos brasileños y las fuerzas armadas de Brasil llevaron a la pérdida de la región. El Tratado de Petrópolis (1903) formalizó la cesión del Acre a Brasil, a cambio de compensaciones económicas y territoriales para Bolivia.

Guerra del Chaco (1932-1935)

Bolivia y Paraguay se enfrentaron en una guerra por el control del Gran Chaco, una región considerada estratégica y potencialmente rica en petróleo. Fue uno de los conflictos más largos y devastadores en Sudamérica, con miles de muertos y un impacto social y económico profundo para ambos países. El conflicto terminó con el reconocimiento internacional de sus derechos sobre la mayor parte del territorio disputado.

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