La democratización del acompañamiento feminista

El movimiento feminista más visceral tiene una propuesta de justicia y respeto que indaga en lo más profundo de las personas hasta tocar el útero, sus sentires, sus deseos y su dignidad. En Bolivia la maternidad sigue siendo una regla subjetiva desde la moralidad que desciende en materia como  maternidades absolutamente rechazadas, vidas de mujeres en constante riesgo, perpetuación de privilegios en cuanto a derechos, desigualdad y brecha social, marginalidad y criminalización injusta única y exclusivamente a los cuerpos de las mujeres. En uno de los tantos intentos por resistir a esto que no es más que el sistema patriarcal, violento y capitalista, las mujeres tejen comunidades creando redes de alianzas basadas en la justicia y el respeto, lo que conocemos como espacios de acompañantes. 

De pronto surgen criterios y formaciones sobre los acompañamientos; aquellos que históricamente y ancestralmente han permitido a las mujeres abortar gracias a los saberes y relaciones  de cuidados comunitarios, acompañamientos de los cuales no voy a hablar en esta ocasión, y está también la formación en acompañamientos libres, medicamentosos con mecanismos científicos, progresivos, sustentables y legales para que personas que rechazan enérgicamente un embarazo puedan abortar de manera informada y humanizada , entiéndase pues que el acompañamiento posee un sentido despatriarcalizador y revolucionario para conquistar en comuna la dignidad de las mujeres. 

Bolivia posee una figura penal que criminaliza el derecho a decidir libre y autónomamente interrumpir un embarazo, ya que las causales eliminan la voluntad y el deseo de las mujeres, asumiendo  que las mujeres sólo abortan cuando existe violencia y riesgo inminente en su salud, por el contrario; se puede ignorar la problemática del aborto pero cuando su acceso es seguro y acompañado, el aborto existe, no sólo eso,  la democratización de la información también progresa y ese es, probablemente, el  carácter más humano de la exigencia de abortos libres en Latinoamérica. 

 La oms sostiene que el procedimiento de aborto es seguro en tanto las mujeres accedan a métodos idóneos con información basada en evidencia, y sugiere que las mujeres pueden abortar suministrando sus medicamentos, con información en portales electrónicos  que manejan manuales estandarizados sobre el uso de medicamentos.

Las acompañantes de América Latina, de manera anecdótica, han conquistado diversos conocimientos y en aquel momento en el que un medicamento utilizado para expulsar úlceras acompaña un curioso enunciado que decía;  “no usar en mujeres embarazadas porque provoca abortos”, toda aquella mujer que tenía embarazos absolutamente rechazados  modifica el auxilio de ir en busca de elementos, riesgosos o no, para recuperar la menstruación a democratizar el secreto de que el citotec sirve para abortar y entonces  ocurre un evento revolucionario, tal vez no para todas las mujeres pero si para la medicina, tal fue el caso de Brasil, país donde la primera  causa de muerte de las mujeres eran los abortos inseguros e indignos pero que la misma se reduce de manera acelerada  tras la popularidad del misoprostol, en África ocurrió lo mismo, por mencionar otro ejemplo que revela  que la problemática del aborto mortal es producto de la pobreza generada por el capitalismo devastador que elimina los accesos a sociedades justas e igualitarias privándonos así el acceso a otros abortos seguros con medicamentos idóneos e información basada en evidencias. 

Entonces estas redes de alianza entre mujeres sostienen que hay una diferencia enorme entre mujeres que buscan abortar a través del suministro de un comprimido a una mujer que usaba instrumentos dolorosos o métodos tentativos de suicidio para extraer el feto como la introducción de elementos que causaban infecciones hirientes y angustiosas o los accidentes autoprovocados para poner en riesgo su vida y generar de esta manera un aborto espontáneo. 

Este carácter feminista y humano del acompañamiento busca extender la información segura y empática para todas las mujeres que atraviesan situaciones con enormes conflictos como el miedo, la soledad, la culpa y la criminalización. 

María Borja, Abogada feminista