Las hermanas Mirabal, un llamado a las mujeres a organizarse

El 25 de noviembre de 1960 debajo del puente Marapicá, en Puerto Plata yacía la sangre combativa de las hermanas Mirabal; Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, tres de las cuatro hijas de Enrique Mirabal y doña Mercedes Reyes, una familia hacendada de República Dominicana.

Las hermanas Mirabal,  un llamado a las mujeres a organizarse

Las hermanas Mirabal, un llamado a las mujeres a organizarse

María Borja, Abogada y activista por los DDHH

María Borja, Abogada y activista por los DDHH


    María Borja
    Tribunales / 29/11/2022 04:03

    El 25 de noviembre de 1960 debajo del puente Marapicá, en Puerto Plata yacía la sangre combativa de las hermanas Mirabal; Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, tres de las cuatro hijas de Enrique Mirabal y doña Mercedes Reyes, una familia hacendada de República Dominicana. Ellas tenían una formación política crítica y veían en Latinoamérica y el Caribe un espacio histórico para las revoluciones contra gobiernos fascistas y militares, tomando como ejemplo las recientes revueltas y triunfos de Venezuela, Colombia y Cuba. Sus ideas  eran claras y concisas, bajo su lógica; encontraban absurdo que en un lugar con la densidad poblacional de Republica Dominicana haya cabida para un dictador caduco y tirano como Trujillo. Sus primeros pasos se dieron en el Parido Socialista, lo que les llevó a formar la Agrupación Política 14 de Junio junto a sus esposos quienes, estratégicamente, lideraron la agrupación mientras las hermanas Mirabal militaban bajo el nombre de  “las Mariposas”, esta agrupación se convirtió en la mayor piedra en el zapato del tirano por lo que no tardo en perseguirlas y encarcelarlas cuantas veces fueron. La violencia y la resistencia fue tan fuerte que incluso la Iglesia Católica le pidió que evite esos excesos a través de un oficio presentado públicamente. Aquellos excesos eran la violencia brutal sexual y física  que ejercieron sobre los cuerpos de las hermanas Mirabal como acción material para coartar a las mujeres de la vida pública y mantenerlas en lo domestico, no era posible en aquel entonces, que mujeres jóvenes, libres y rebeldes tomaran las calles y las ideas para defender sus territorios. 

    El 25 de noviembre me recuerda muchas épocas, desde que tengo memoria recuerdo los escombros de octubre negro del 2003 luego de que grupos sociales del occidente lograron evitar que se exporte gas a EEUU a través de un mandato militar, aquella vez se había derramado sangre en las calles de La Paz y El Alto para lograr sacar al “tirano” del poder. Recuerdo también que el 25 de noviembre festejé mis 15 años con una tarde de té acompañada de una salvietti de 2L, todo lo que se podía conseguir porque aquel 2007 había una revuelta de humillación contra los campesinos en la ciudad de Sucre, era imposible salir de nuestras casas, no había transporte público y por donde había enfrentamientos la gente gritaba canticos descompuestos llenos de racismo y discriminación. El 25 de noviembre de 2019 la señora Jeanine Añez estaba a menos de un mes de asumir la presidencia de facto luego de la renuncia de Evo Morales, aquel año las calles se llenaban de fiesta porque habían logrado la renuncia del “tirano”, nadie sospechaba que un año después, en los plantones de todas las ciudades de Bolivia, las mujeres organizadas con los colectivos feministas se manifestaban en contra de toda la violencia que se había vivido por la pandemia el 2020, donde, en completo encierro, se vivieron hechos escabrosos como el asesinato y la violación de la niña Esther en la ciudad de El Alto, el incremento de la violencia sexual contra mujeres, niñas y niños en su círculo más cercano.

    Este año las manifestaciones se ampliaron y las denuncias alcanzaron un análisis más profundo por parte de las diferentes organizaciones de mujeres que se dieron cita en Bolivia, en la mayoría de las ciudades capitales de los departamentos se organizaron plantones y concentraciones excepto en Santa Cruz, donde las compañeras feministas y las diversidades sexuales se encontraban en encierro por el paro de otros “tiranos”, completamente coartadas de su derecho a la libre locomoción y por ende de su derecho a tomar las calles para manifestar su repudio a la Violencia contra las mujeres en una fecha conmemorativa.

    Para los movimientos feministas las hermanas Mirabal son un icono de lucha, de rebeldía y de organización,  en el carácter transformador de las feministas la muerte de las hermanas Mirabal representa un feminicidio colectivo que debe recordarse como un hecho histórico de lucha contra el fascismo y la violencia insurgente que va, la mayoría de las veces, de la mano de los grupos militares y gobernadores o poderosos endiosados, como era el caso de la lucha de las hermanas Mirabal, que pretendían bajar del cielo al dios y amo de aquellos tiempos, el señor Rafael Leonidas Trujillo, militar y verdugo de la iglesia católica que además era el presidente dictador, un reflejo idóneo del concepto de “tirano”.

    Su muerte significó un legado inmortal para la lucha de las mujeres que protestan y que se posicionan desde lo político, lo político de sus cuerpos, de sus decisiones y de sus ideas, el feminismo más crítico políticamente hablando. Las hermanas Mirabal reúnen a las mujeres que se organizan cada 25 de noviembre y cada año las denuncias son estructurales pero la sangre que se derrama se une con la sangre de las Mirabal para continuar las luchas.

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